martes, 31 de mayo de 2016

antitabaquismo

La relación entre tabaco y cáncer es una cosa que se sabe desde hace ni se sabe. De hecho, estaba mirando la hemeroteca del ABC y había visto que hubo páginas enteras en 1964 en las que los médicos hablaban sobre ello. 

Se dice incluso que existe una "maldición" de los vaqueros de Marlboro. Por lo visto, los protagonistas de los anuncios terminaron todos en el pozo por afecciones pulmonares.  Al menos, 4 de ellos. Debe de ser que anunciar cigarros es además un plus de riesgo. 

¿Por qué poner un vaquero a anunciar una marca de tabaco? ¿Acaso fumar "era de hombres"? Pues mira... La gracia de poner a un señor vaquero tan masculino que se disuelva en testosterona caliente era precisamente el atraer al público que poseyera pene. Porque... ¡anda, anda! Resulta que Marlboro era una marca que salió como tabaco para mujeres. En los años 20, Philip Morris anunciaba estos cigarrillos con el lema "Mild as May" (algo así como "suave como mayo"), y se centraba en el filtrico que llevaban. 

Pero resulta que... ¡ups! En los años 50 salieron los estudios que relacionaban cáncer y tabaco. Así que los rudos señores estaban dispuestos a probar otras marcas y abandonar por tanto a su Philip Morris de siempre. La gente quería probar otras marcas que "no hubieran engañado a la gente". Las marcas tradicionales eran casta, y los que les daban lo mismo pero con otro nombre eran la nueva política. 

Claro... El problema estaba en que eso del filtro... A esos rudos norteamericanos les parecía así, como muy gáyer. ¿Qué hicieron desde Philip Morris? Transformar su marca con filtrico, que había sido suave como mayo, en una marca para machotes. Y la cosa terminó evolucionando hasta llegar al vaquero hombruno máximo en su rancho. 

El radiochip de hoy tiene casi 40 años. Pedro Ruiz, en el programa "¡Que se Ponga!", de la SER, hacía anuncios de coña, y un día le tocó a "MalPorro", que era una marca para hombres... hombres. Radiochip masculinísimo: 



Para hombres con un par de pulmones. Y escuchando el final del radiochip, el encasillamiento de la publicidad surtió efecto en todo el mundo. 

1 comentario:

  1. La evolución de la mercadotecnia como disciplina en el s. XX fue de la mano de la expansión de las principales tabacaleras. Su necesidad constante de reposicionamiento ante el "target" (público objetivo) cambiante y como respuesta a las crecientes restricciones legales, obligaba a redefinir las identidades de marca y sus planes estratégicos continuamente. El presupuesto ad lib. sublimó esta práctica que, mal que pese, sigue llevándose a cabo en países en vías de desarrollo. Y sin pizca del glamur de Mad Men. Las únicas concesiones al humor aquí son las leyendas urbanas pareidólicas sobre el escudo de Philip Morris y el Klan o el hombrecillo en el dromedario Joe.
    Estos análisis de mercado discriminadores por sexo, desfasados hoy por simplistas, propiciaron anuncios tan recordados (y denostados) como el de Soberano que patrocinaba los goles en el Carrusel de antaño. Pura sutileza ibérica.
    A cuento del final del radiochip, podemos vislumbrar ciertos rasgos del personaje, a semejanza del "hombre blandengue" de El Fary. El atisbo de desequilibrio en este hombre siempre me pareció desconcertante. Coincidiendo con la hipótesis de Pacman del 95/5, aunque no sé si con ese generoso porcentaje, la hago extensiva a gente como José Mota u otro que hace anuncios de coña en la SER, Máximo Pradera, (éste último con mejor ratio, qué duda cabe).

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