Todo el mundo estamos sujetos a crítica. Todo el mundo opinamos, todo el mundo criticamos... Sólo faltaba. Todos emitimos opiniones. Esto no quiere decir ni que todas las opiniones sean respetables, ni tampoco que tengan que ser tenidas en cuenta.
Todas las críticas (las nuestras como oyentes, por ejemplo) son interesantísimas tanto para nosotros mismos como para los de la radio, porque de alguna manera dan cuenta de nuestro parecer. Otra cosa es que luego hayan hecho esto así o asá por motivos que desconocemos. Todo tiene su porqué... Pero al final lo importante es nuestro parecer, porque somos los consumidores del producto.
Se nos llena la boca criticando a los políticos, y muchísimas veces con razón, porque han hecho tal cosa mal, porque nos parece un horror aquello... O porque directamente han mentido o delinquido. Estos días se nos llena la boca de críticas a los jueces porque no nos gustan las sentencias que dictan. De nuevo, nuestra opinión es importantísima (porque sirve para que los políticos midan nuestras opiniones y se hagan leyes en consecuencia) pero, igual que en el caso de la radio, no terminamos de saber por qué han hecho esto así o asá. Por ejemplo, en el caso de "la manada", ni hemos visto los vídeos, ni nos sabemos cómo se aplican estas leyes. Eso sí, expresamos disgusto porque entendemos que tal delito debería tener tal nombre y además debería llevar asociada una condena mayor.
Se supone que la labor del periodista es contar lo que sucede. Se supone que además un periodista puede expresar su opinión. No sólo él: cualquiera al que se le dé un micro. Además, no sólo es importante que nos cuenten su opinión, la opinión de los invitados, sino que además pedimos que den voz a los que piensan distinto. Al menos, que den representatividad a las distintas opiniones que hay en la sociedad sobre los temas.
Tenemos un problema con lo que suena en la radio. Igual que un retweet no tiene por qué expresar que la persona que retuitea está de acuerdo, los de la radio están en el derecho y casi diría que en la obligación de dar cuenta de las opiniones discordantes.
También se ha puesto muy de moda la Maldita Hemeroteca. Como decía Iñaki, en un mundo en que todos intentan arrimar el ascua a su sardina, en tiempos de las noticias falsas y la posverdad, es precisamente ahora cuando la labor del periodista es más útil. El capital mayor de un medio es precisamente su credibilidad.
Sin embargo... ¡Ops! En la radio, en los periódicos, en las teles y demás medios, los oyentes, lectores o televidentes parece que no valoramos tanto el cuidado con la información, la pluralidad de opiniones o contextualizar las noticias como la ideología del medio. Nos da igual todo con tal de que
afiancen nuestra opinión.
Si escuchas un medio independentista catalán, España es un país fascista presidido por unos primos de Franco, que está tocando ideológicamente con Turquía, y además sólo por abrir la boca te meten en la cárcel. La palabra fascismo se usa con una alegría que te mueres. El espíritu sería el de Rahola, que decía que llevaba prohibiéndosele hablar catalán 300 años. [Yo pensaba que tenía menos de 70 y que hablaba todos los días en TV3 y en catalán.]
Si escuchas un medio de derechas, Podemos son los que quieren que España se convierta en Venezuela, lo peor que le ha pasado a España es lo de los EREs de Andalucía, los independentistas son también fascistas... Si algún día habéis visto la tertulia nocturna de Treece... pues eso.
Si escuchas un medio de izquierdas, el PP nos quiere esclavizados a todos mientras los amigos de Franco, que aún manda también [en Público salen todos los días noticias de Franco arriba de la página, y no es broma], Felipe González es un vendido, Alfonso Guerra es nuevo votante del tal Falangito.
Sí... Estoy exagerando, ¿verdad? Obviamente, estoy haciendo una caricatura. Lo que pasa es que en la radio, como en otros medios, no se compite tanto con el resto de medios sino con el resto de ofertas del mismo espectro ideológico. Como la gente demostramos a todas horas que nos importa tres pepinos la realidad y simplemente queremos reforzar nuestras ideas (¿estoy exagerando ahora o no?) queremos
caña, caña y más caña.
Luego que si Federico ha dicho esto, que si Cárdenas lo otro, que si la Terribas esto de aquí, que si un contertulio de tal programa ha dicho no sé qué... O que en tal programa han traído a tal invitado para que explique lo que precisamente piensa el presentador del programa. Por ejemplo: Como los jueces españoles son fascistas nacionalistas españoles, de los 300 juristas especializados (por decir) que podrían llevar a un programa de corte independentista, justo llevan a los 2 que estén de acuerdo con ellos, que siempre son los que saben del tema. Si llevan a un político manchego, será Beatriz Talegón; y si llevan a un gallego, Antón Losada. Hay que dar puntos de vista de más allá del territorio.
Algo pasa para que hagamos de la exageración la masa madre de nuestro pan. Pongo ejemplos o ilustraciones de estos días...
El primero, del programa de Julia. Con esto de la manada, a veces los invitados se ponen a exagerar y no sé... No creo que por una sentencia que además va a ser recurrida, de repente las mujeres no puedan ir más o menos tranquilas por la calle. Al menos, no más que hace 3 semanas. Una cosa es decir que no estás de acuerdo con esta primera sentencia o que las leyes deberían proteger de manera más clara en estos casos de violación, y otra es decir lo que oirás en el siguiente radiochip exagerado:
Nada, que estar sujetos al punto de vista de un juez es una tiranía, que el garantismo tiene que ser también con la víctima (¿?), y que la mujer vive en una agresión permanente. Que ser mujer es un riesgo constante... Hombre... No sé. Es menos de un minuto que estoy seguro de que si lo piensan antes y no están en el fragor de la batalla, no dicen esto.
Se produce una sentencia y la gente sale a las calles. Obviamente, la gente no nos leemos nada. Nos creemos lo que dicen los medios que consuminos. Algo está regular cuando te encuentras con gente que ese mismo día o al día siguiente te dice que vaya vergüenza, que cómo dejan libres a esta gente. ¿Libres? O sea... lo que le ha llegado a mucha gente no sé de qué manera no es que la sentencia se queda corta bajo el punto de vista de mucha gente, sino que directamente nadie del tribunal se ha creído a la pobre chavala y además que ellos van a irse de rositas a su casa.
No es raro que luego se pulse el estado de ánimo del personal y escuchemos esta opinión recogida por el programa de David del Cura:
¿Que les deja libres? A ver... una cosa es pensar que deberían llevarse más años de cárcel (¿todos pondríamos el mismo número de años?) y otra decir que quedaban libres. No sé si esta mujer tiene problemas de percepción, pero suponiendo que se ha informado antes de ir a la manifestación, algo han contado mal en los medios para que la mujer tenga la convicción de que los de la manada van a dormir en casa en la próxima década.
A veces se pasa ya de la exageración y se llega o a la trola o a tener una percepción de la realidad completamente deformada. Ayer en el programa de Javier del Pino tuvo mucha aceptación del público esta afirmación del todo incorrecta:
Hombre... Que yo nací unos cuantos años después de que Franco muriera, pero me jugaría dinero a que ahora hay más libertad que en 1975, como cosa obvia y diría que indiscutible. Y obviamente nadie mete a nadie en la cárcel por terrorismo por llevar un lazo amarillo (ya que entonces, desde mi propio trabajo hasta que llego a casa se habrían llevado a la gente a la cárcel a paladas) ni los violadores salen sentenciados como inocentes. ¡Que no!
Lo importante no es que le dejaran al invitado (de 91 años) decir lo que quisiera, que oye, si es su percepción, pues... Es interesante saber que piensa así. No es tampoco lo importante que Del Pino no le dijera que igual estaba exagerando (porque igual no era el momento ni nada), pero la reacción de aprobación del público del programa en Cádiz dice mucho de lo que decía al principio... Nos la pela que sea una exageración. Si el público del programa está cómodo pensando que está librando una lucha contra Franco en 2018 y que está haciendo frente a una censura total donde los violadores están felices por la calle y todos los que llevan un lazo amarillo están en la cárcel... ¡Pues venga!
Obviamente, queda injusto que ponga ejemplos de algunos estos programas, porque hay de todo en todos los sitios. Los he escogido simplemente porque son programas que escucho todos los días o todas las semanas, y me es más fácil recoger dónde se dijeron las cosas o recordar en qué momento se dijo tal cosa. Pero vamos... Si os ponéis a escuchar con atención algunos de vuestros programas favoritos, encontraréis de éstas unas cuantas.
Curiosamente, si estás en una conversación y dices algo así como que hay que partir de la base de que no es cierto que les hayan absuelto a los de la manada, ya no puedes continuar ningún razonamiento. Si dices eso, se da por hecho que a continuación vas a justificar la opinión del señor que dice que no han hecho nada y que deberían quedar absueltos. Como consecuencia, sólo caben opiniones que vayan sujetas no tanto a analizar la situación, sino a mostrar un estado de ánimo, un malestar... Y al final, eso hace que sólo quepa la exageración, y en último término, el escoramiento ideológico, incluso la sobreactuación en los discursos. Si me apuráis, el maniqueísmo enabsolutamente todos los temas.
Si nosotros, como oyentes, preferimos ser acríticos con "los nuestros" porque entonces es que "nos hemos pasado al otro bando", si además azuzamos para que así sea, si tuiteamos diciendo que todo el mundo es demasiado blandito y sospechoso, y si los razonamientos no pueden tener ni una sola subordinada y por supuesto ninguna adversativa... Quizá estemos colaborando en que este esquema continúe por los siglos de los siglos.