la imaginación

Un redactor de la SER desde hace muchos años, Álvaro Zamarreño, ha dejado la SER. Al irse dejó una serie de mensajes en Twitter que, siendo sincero, entiendo hasta cierto punto. Aquí va todo seguido:

«El viernes dejé el lugar en el que he trabajado los últimos casi 18 años. Cobraba 1500 € y tenía menos relevancia en la estructura que cuando empecé. Hubiera aguantado, si no fuera porque estaban matando mi imaginación. Se puede vivir sin muchas cosas, pero no sin imaginación. Sin imaginación no hay periodismo. Eso, y no la tecnología, es lo que está matando a este oficio: castigar la imaginación. La imaginación puede con todo: con sueldos de mierda, con censura, con gente con egos como esas barrigas que hacen que uno no vea dónde pone los pies. La imaginación ha permitido sobrevivir a periodistas que colaboran con nosotros desde medio mundo, a pesar de lo poco que recibían a cambio. Algunos han tardado años en agotar su imaginación sobre cómo vivir, hasta dejar el oficio recientemente. A mí, la imaginación es la que me ha permitido pensar todos estos años que algo podía hacer por contar a quienes nos oyeran las historias de la gente de Palestina, de Siria, de Egipto, de Ucrania, de Colombia o Irak para que su lucha y su grito no se perdiera. Prefiero imaginar que esas personas así lo creen, y que quienes me han escuchado y leído estos años así lo vivan. Yo me he creído este oficio. Un oficio basado en un sentido del compañerismo que he vivido con la gente de la radio y la gente de otros medios. Pero que es opuesto a la verticalidad que dejo atrás ahora, con una estructura tan piramidal que parece una competencia entre las pirámides de Keops y Kefrén. Ese no es mi oficio, y tampoco me apetece acabar siendo un jubilado pobre. Así que he pasado a imaginarme de otra manera. He dejado el segundo mejor oficio del mundo por el que ocupa el número uno. Gracias a quienes me han enseñado, a quienes me han aguantado, ayudado o abrazado. Muchos. Gracias a quienes se han ido de peor manera que yo, y a quienes quedan, porque hacen falta. Ha sido un placer».

La verdad es que no entiendo muy bien el texto, si os soy sincero. A ver... Sabía que llevaba muchos años en la SER, aunque no sabía que casi 20 ya. Se ocupaba de cosas de internacional y me ha flipado que después de todo ese tiempo dijera que cobraba 1500 €, que para ser Madrid y tratarse de la SER... No sé. Nos han hablado millones de veces de la precariedad de los periodistas, pero uno siempre piensa que se forran, aunque sepamos que en muchísimos casos es mentira. 

Si hubiera dicho lo de llevar 20 años y cobrar 1500 €, que le parecía poco y que no estaba a gusto, pues... poco que decir. Lo entenderíamos, claramente. Pero es luego hablaba de «castigar la imaginación». Ahí es donde me pierdo. No sé exactamente a qué se refiere, aunque quizá para muchos de vosotros os parezca que el texto es clarísimo. 

Luego, por otro lado, hablaba de los egos (creo yo) y las dos pirámides, que me gustaría saber cuáles son, porque uno se las puede imaginar (ya que estamos en esto de la imaginación), pero puestos a ello, no sé si me salen muchas más de dos pirámides. Lo que sí es claro es que no le gustaría ser un jubilado pobre. Eso se entiende perfectamente. Pero... ¿lo de la imaginación? De verdad, que no sé. Y tampoco sé cuál es el oficio nº 1, que eso también queda en la imaginación. 

El radiochip de hoy es precisamente de Zamarreño, que en «Punto de Fuga» explicaba la realidad de los refugiados sirios en el sur del Líbano. Radiochip libanés, que es de 2015:

Entonces... A ver... Está claro lo del sueldo, lo de la estructura piramidal (más o menos)... Pero no me queda claro lo que le parece más importante: el tema recurrente de la imaginación. Quizá vosotros podáis explicar eso que no sé leer entre líneas.