Aún no había hablado del gabinete de Julia Otero (en "Julia en la Onda"). Y no es de lo que quiero hablar. En resumen, el gabinete es un espacio de una hora de radio que lleva siempre Julia en sus programas, en el cual se habla de un tema con tres "gabineteros" -que no gambiteros-.
Los temas pueden ser desde el tema político del día (cosa que, menos mal, intentan evitar) al erotismo, el photoshop, la veteranía, el liderazgo, el saber decir no, el poder... Incluso del fenómeno Belén Esteban. Todo tipo de debates en profundidad. La lástima es que sólo dure una hora, siendo que en los tiempos antiguos duraba hora y pico... Y cada día van variando de gabineteros. Hay uno que suele repetir mucho, que es precisamente el más viejo de esta especie de tertulia.
Es directo, resabido, sarcástico, gritón, "excesivamente" culto, sin sentido del ritmo, no deja casi hablar, monopoliza los debates, siempre corrigiendo al otro, en oposición constante... Es sencillamente, el mejor. De hecho, el gabinete sin él, pierde. Es el alma del gabinete. Cuando no aparece en antena, muchas veces me quedo pensando: "¿y qué diría de todo esto Adriansens?"
Todo esto viene a cuento de este radiochip Adriansenesco. Estaba terminando la temporada pasada. No estaba Julia, que ya estaba de vacaciones, y estaba su sustituta habitual, Mari Carmen Juan -cuya voz es parecida, como se podrá comprobar-. El tema era "el decoro". Los gabineteros, el señor Adriansens, el pirado de Sánchez Dragó y Begoña Aranguren. Aprovechando que el pastor (Julia) no estaba, la loba del grupo (Begoña) le tenía guardada una dentellada a Adriansens... La señora Aranguren no renovaba para la siguiente temporada y se despachó muy tranquilamente con el decano. En lo más interesante, cuando Adriansens está haciendo su típico chorreo de "saberes alternativos" sobre la Revolución Francesa, Begoña Aranguren le para sin anestesia... Pues vale, se estará yendo del tema, pero me parecía lo más interesante.
Me gusta que el punto de vista de Juan Adriansens no atiende a nadie más que a él mismo. Pasa de lo políticamente correcto sin ser arrabalero, le gusta extenderse en su saber que transmite "al vulgo". Cuando hay auditoría, siempre sale el mismo nombre: "me gusta mucho Juan Adriansens en el gabinete...". Es capaz de aplastar a sus rivales de tertulia a golpe cultural dejándolos de previsibles, convencionales y buenrollistas. Cuando sé que va a intervenir, sé que de 18 a 19 h. no me separaré del receptor.
Adriansens es un caso en si mismo. A mi me encanta, aunque a veces me irrita de sobremanera, pero su papel en la radio es infinitamente más digno y le hace mayor honor que en la tele.
ResponderEliminarUn tio interesante, al que no le gustan los niños... ni cuando él era niño :D
Si, sí había alguien que le paraba y lo hacía en seco: Manolo Delgado. Desde los tiempos del gabinte de las 12 de la noche -lo llegó a patrocinar un contestador automático...-. Y al Adriansens, tan soberbio, lo sacaba de quicio solo con un chascarrillo que era incapaz de derrumbar.
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