momento Urquijo

Uno de los episodios más conocidos de la historia reciente española, pero no de la que pasará a la historia por lo importante, sino por el interés que acaparó, fue el asesinato de los marqueses de Urquijo, un 1 de agosto de 1980. Y lo que atrajo la atención de toda España, creo yo, era el misterio que envolvía la muerte de los marqueses. Lo tenebroso de la historia. La leyenda negra... 

Un detenido: "Rafi" Escobedo. El protagonista que dijo que los había matado y que luego dijo que no lo había hecho solo... lo cual engrandecía aún más el misterio. ¿Quién acompañó a Rafi en el crimen? El superculebrón. Y sobre este crimen... pues, como dicen en el radiochip que pongo luego, han corrido ríos de tinta, rollos de tele y horas de radio. Muchas horas. Y este hecho tendrá su radiochip, que no es cuestión de que cuente yo la historia, que de eso habrá tiempo. 

Imaginaos la entrevista que tendría el tal Rafi Escobedo... estaba todo el mundo pendiente. Y Rafi Escobedo se suicidó en julio de 1988. Había inculpado a un tal Javier Anastasio, que escapó de la justicia y que pudo ser entrevistado por Quintero muchos años después en Brasil... y por cierto, el caso lo llevaba Grande Marlaska, que igual tiene un radiochip muy curioso. 

La última entrevista a Rafi la tuvo Matías Antolín, conocido como "el defensor del oyente", y que creo que ha pasado por todas las emisoras grandes de España, y que ahora está en Punto Radio en el programa de Miralles. Resulta que Antolín, que creo que entonces trabajaba en la SER, este caso lo llevó tan, tan, tan de cerca, que llegó a entablar amistad con Rafi. Tanto que casi se le llegó a estar imputar en el caso... ¿No es flipante? Escuchad el radiochip urquijo:

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Ostras... es que Antolín le hacía la entrevista para que se emitiese en el "A Vivir..." de Concha García Campoy, en el año 1988, antes de la muerte del "chaval". Vaya con Matías Antolín... Y qué viejuna suena la grabación que trajo Adriana Mourelos al "Hablar por Hablar", en su sección de "Radio Querida"... Suena como oscuro y sórdido. Como el caso, vaya.