Madre mía, es que a lo que termine este mes habrá habido récord de entradas sobre Catalunya Ràdio tan cerca. Pero tocaba en algún momento hablar de la despedida de Laura Rosel. ¿Por qué hablar justo ahora de la despedida de Laura Rosel, que fue el día de San Fermín? Mañana os lo cuento. De momento, aquí va el radiochip despidiente:
Hablaba de «los pinchos de esta silla caliente»... Como si fuera ese un puesto del que constantemente fueran y vinieran nombres y nombres. ¡Que no! ¡Que no ha habido tanto movimiento! De hecho, Bassas se pasó buen tiempo... Otra cosa es que esa silla se deba más a cuestiones políticas que profesionales. Si lo miramos desde ese punto de vista... ojo, porque en ese caso simplemente fue su turno, sin más. Y se supone que ese puesto no consiste en servir al poder.
Otro trozo de intervención: «A todo esto, hemos recortado distancias con RAC1 en una etapa de cansancio de la política y con la actualidad muy y muy aletargada. Con una competencia que no lo olvidemos, nos lleva 14 años de ventaja. [...] Y podríamos haber hecho mucho más porque nos merecíamos una apuesta más firme. Con tres años no llega, la radio quiere tiempo y quiere confianza, quiere acompañamiento. El encargo era enorme y no lo teníamos nada fácil, levantamos este programa en solo 10 días. Nos conocimos con el equipo a pelo y directamente. [...]».
Las distancias recortadas no han sido nada relevante, en realidad. ¿¿Y eso de que era una radio que llevaba 14 años de ventaja?? Será de liderazgo ganado por la razón que sea, pero eso de apoyarse en una ventaja... ¿de qué? Y que se merecían una apuesta más firme... ¿Eso es que les den seguridad de estar al menos, por ejemplo, 5 años? ¿Cuántos años son los necesarios? Y lo de que tuvieron que construir el programa en 10 días... Pues sí, pero hubiera sido cómico que hubieran dicho que no a la oportunidad porque querrían algo con mucho más tiempo de preparación. Por otro lado, estos puestos que se mueven desde la pública, tan políticos... pues eso es lo que suelen tener. Lo dan y lo quitan, y muchas veces lo que esperan de los que ponen no son tantos resultados sino sumisión. No sé a qué se ha debido esta vez, pero los catalanes que sepáis más del tema, ya diréis.
Ya lo dijo Javier Ruiz: “Cuando uno se sienta en una silla por criterios de amistad no puede quejarse cuando se le retira por criterios de enemistad”.
ResponderEliminarCuando leí ayer a Sergi Pamies pensé que tendría que hacer un offtopic, pero encaja con el tema. Último párrafo de su artículo en la vanguardia:
ResponderEliminarEn Catalunya Ràdio, Albert Montilla, veintiocho años, debuta como presentador de El suplement de verano. Con el nerviosismo lógico de las primeras veces, hace una vigorosa proclama a favor de una alianza generacional y reclama confianza para los jóvenes. Su editorial transmite la impaciencia de un discurso largamente contenido avalado por la inercia demográfica. Es verdad: en pocos años se jubilarán unas cuantas generaciones de radiofonistas boomers , Mientras tanto, a las nuevas generaciones les toca darse cuenta de que es mucho más fácil hacer proclamas que mantener un buen ritmo de antena y, al igual que les pasó a sus predecesores, aprender a dominar la dicción, la espontaneidad, la lengua, el humor, el tono y la insondable energía que conecta con los oyentes.