lunes, 1 de diciembre de 2025

series

Mirad que he hablado veces de «El Cine de lo que Yo Te Diga», y pese a que he hablado de muchas secciones que tuvieron, nunca he hablado de las series que había cada año en el programa. Me refiero a esas secciones anuales temáticas que tenían en todos sus programas durante el año: no iban con las temporadas sino con los años. Un año hacían una serie de cómo murieron algunas estrellas de cine, de algunos rodajes legendarios, películas malditas... Cada año hacían series buenísimas y jamás sabías con qué te iban a obsequiar. Ahora que lo pienso, creo que hubo un año en el que los oyentes hacían finales alternativos de películas clásicas... ¿¿Recordáis aquello?? Buscaré... No sea que me equivoque. 

Bueno, la cuestión es que rebuscando en la fonoteca de Giovanni, encontré una serie que no fue anual, que sólo fueron 9 capítulos, en las que nos hablaban de Alfred Hitchcock. Como este año se cumplen 125 años de su nacimiento, venía muy a cuento poner esta serie:


El montaje sonoro ahora queda normal... que ahora se hacen muchos montajes sonoros y muy buenos. Pero en esos años un montaje así era otro nivel. Además, molaba por las narraciones, las anécdotas... y las actuaciones de periodistas metidos a cómicos, quizá heredado todo eso de su época anterior, que era quizá parte de su ADN. Y claro, quizá ahora suene patillero, pero a mí me sigue pareciendo una narrativa genial. Quizá es que tengo hecho el oído a su forma de narrar las cosas aún hoy. 

3 comentarios:

  1. Eran muy buenos. No se si lopez tapia les explotaba un poco, porque acabaron medio tarifando, pero eran muy buenos.

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  2. P. Le gusta filosofar sobre la vulgaridad. En Fuera de carta califica la música de Bad Bunny como “himno de la vulgaridad triunfante”, como una “regresión brutalista de lo espiritual a los orgánico”, como “una canonización de una espontaneidad vulgar en su versión rítmica”. No me queda claro si le gusta o no.

    R. Yo lo veo como algo muy bueno. La música de Bad Bunny tiene algo de regresión a cierto primitivismo orgánico, rítmico, casi tribal. Tiene atractivo: es colectivo, es sensitivo, es fácil de retener, casi no hay mediación del lenguaje, crea una comunión sin apenas sofisticación, apela a la espontaneidad del cuerpo, del ritmo del corazón, de la piel. Cuando se besan por primera vez la igualdad y la libertad, nace la vulgaridad. La vulgaridad me parece un clarísimo progreso moral respecto a la minoría selecta del pasado en virtud de la cual había dos dignidades: una minoritaria y otra mayoritaria. Ahora todos somos iguales y libres. Así nace la vulgaridad, que yo defino como la espontaneidad no educada. La música de Bad Bunny es vulgar, pero en un buen sentido. La vulgaridad es señal de un progreso moral extraordinario. Ofende al buen gusto, pero da un tributo a la justicia.

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  3. Pues eran y son muy buenos, lastima que no siguiera el programa como estaba

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