Cirilo Rodríguez: de Segovia a la Luna

Sigo con el tema de la llegada a la Luna, ¿eh? Pero tengo que hacer antes una introducción y agradecer a David buena parte de la información de la entrada de hoy y que sin ser por su ayuda no habría podido escribir todo esto. 

¿Qué tienen en común gente como Javier del Pino, Hermann Tertsch, Soledad Gallego-Díaz, Rosa Mª Calaf, Ramón Lobo, Gervasio Sánchez, Diego Carcedo, Vicente Romero, Felipe Sahagún, Marc Marginedas y Manu Leguineche, entre otros? Pues que todos tienen un mismo premio: el Cirilo Rodríguez, a los mejores periodistas corresponsales en el extranjero. 

Cirilo Rodríguez (1926-1980) comenzó su andadura profesional en la humilde Radio Segovia. Ahí obtuvo un premio Ondas. En 1967 se fue a RNE y ahí desarrolló la parte fundamental de su carrera. 

Pero fue estando en Segovia cuando empezó a picarle el gusanillo de los viajes al extranjero. De hecho, escribió un libro llamado «El Mundo de Mrs. Dibble» con crónicas suyas para la radio, y está dedicado a Antonio Hernández Asiain, el que fuera director de la EAJ-64, Radio Segovia, «en cuya afectuosa acogida encontraron las crónicas de América el camino para su difusión hablada y escrita». Su Ondas se debe precisamente a ese programa con ese nombre: «El Mundo de Mrs. Dibble» que le dejaron hacer para la emisora. Tan importante es la fitura de Cirilo Rodríguez para la radio y para Segovia, que la propia Radio Segovia ahora se encuentra situada en la plaza de Cirilo Rodríguez. Le cambiaron el nombre cuando la emisora cumplió el 55º aniversario: De la calle de San Agustín a la plaza de Cirilo Rodríguez. 

No era normal en aquella época que un español se fuera tan lejos y que contara desde allí cómo era el mundo. El tío había sido recepcionista de un hotel y había aprendido inglés en plan autodidacta. Y en ese hotel conoció a una pareja de profesores de EE. UU. que le dijeron que echara una beca para la Universidad de Siracusa, en el estado de Nueva York. Por eso al poco de volver a Radio Segovia se sacó las oposiciones de RNE... Y se fue de corresponsal al país de los gringos. Ahí le tocó contar para RNE el asesinato de Kennedy, la dimisión de Nixon, la guerra de Vietnam, el triunfo de Carter y... lo del pie humano en la Luna. 

Vale, seguimos con el tema de la Luna... Porque ayer hablé en el blog de la recreación de Alsina (2019), la de Javier Gregori (1994), pero... ¿Y la original? Pues es la retransmisión de Cirilo Rodríguez, claro está. Fue Cirilo Rodríguez junto con Agustín Farré. En 1969 fueron los que retransmitieron el alunizaje. Cirilo es el que estaba en Houston, que por entonces a veces seguían pronunciando... como se lee. Radiochip cirilesco, de justo antes de poner la planta del pie en la Luna (gracias a @DiexistaFM por haberme logrado pasar esto a mp3): 

Es increíble cómo lo hacían... es casi cómico. Hacia el minuto 8, cuando hablan del menú de los astronautas... ¡Cómo se interrumpen! Es casi excesivamente bien educado todo. Es todo muy a la antigua usanza. Me maravilla que fueran así las retransmisiones de la época. Actualmente es inimaginable que se usase ese lenguaje y esa corrección. Parece teatralizado. Por otro lado, la ausencia de música de ambiente, el ruido de fondo... Hacen de esta retransmisión algo que nos parece de otro planeta, y nunca en otro contexto mejor dicho. 

Antes de terminar... Os contaré que hay un trocito de su libro de 1967, del capítulo 8, que me llamó mucho la atención. Se llama «La era del "computer"». Ni la palabra ordenador existía, debe de ser... Decía en su libro: «Desde luego, las máquinas computadoras están creando un problema grave en la vida ciudadana. Yo creo que están ocasionando verdaderas crisis psicológicas. Imaginen que uno se halla cómodamente escuchando la radio y de pronto una voz que dice: "¿Qué hace usted? En estos momentos una mágina aprende su oficio." Y los pelos se le pondrán de punta.» 1967, oye. No he terminado aún su libro, que aún lo estoy picoteando, pero la verdad es que hay un montón de cosas en las que parece que desde 1967 a hoy no han cambiado mucho. Bueno, alguna sí, la verdad... ¡Por cierto! La señora Dibble era profesora Majorie Dibble, señora de Charles R. Dibble, en la Universidad de Siracusa daba clase de... ¡economía doméstica! Eso creo yo que no existirá a día de hoy... [Lo miro...] No, ya no existe tal materia. Igual que tampoco existe ya el Apolo. El de Avidesa tampoco.