El otro día, en Twitter, leí el titular de la entrevista que le hicieron a Juan Carlos Ortega en El País: «O la radio se pone las pilas, o el podcast se la comerá». Pues no estoy absolutamente nada de acuerdo con lo que decía en este titular.
De hecho, luego estuve esbozando en Twitter algunas de las razones por las que me parecía una afirmación que queda muy bonita, pero que no. Es que una cosa que se ha hecho bien desde algunos autores de podcast es crear una muy buena imagen. ¿Pódcast? Moderno, molón, actual, guay. Y le he añadido la tilde.
Pero la entrada de hoy va de todas esas cosas de las que parece que está mal hablar, no sea que no se llegue a la conclusión de que es la radio del futuro, que las marcas tienen que dejar su pasta para hacer pódcast (como queriendo convencer a las marcas que alguien va a perder su tiempo escuchando un publirreportaje) y que mucha gente está en pódcast porque es su plan oculto desde el día 1. Y... como ya dije... La mayoría de las veces
es un plan B. Un plan B que, o se está bajo el ala de una gran empresa, o adiós. O casi, casi.
Por supuesto, voy a enfocar el tema desde el punto de vista de
profesionalizar los pódcast. Porque si es un simple pasatiempo... Pues chico, esto poco tema tiene. Que cada uno se lo pase bien como quiera, y si alegra al personal, mejor que mejor. Pero vamos a hablar de gente que quiere billetes con el tema. El problema más importante es ganar pasta. Hasta ahora existen cosas del tipo Podium Podcast que, a pesar de que los propios podcasteros se metían con su mera existencia
pintándoles como una especie de intrusos, hicieron lo que había que hacer: explorar e invertir para ver si este mundo del pódcast podía dar de sí, innovar, tener una posición preponderante, etc. Gastar pasta, invertir, a ver qué pasaba. Y muchos pódcast viven o han vivido mejor gracias a estar bajo el ala de la SER. De la misma manera, si la COPE, Onda Cero o RNE se gastan la pasta en hacer pódcast pagados por ellos para lo mismo... Pues perfecto. Pero es completamente irreal. No deja de ser vivir de pódcast porque las radios quieren y no por sí mismos.
Todo el mundo pone «Serial» (aquel espacio de EE. UU.) como ejemplo... Y de momento, se sigue poniendo ese ejemplo y ninguno más que yo sepa. Una especie de spin-off de un espacio de radio y que, por supuesto, venía patrocinado por una marca. Aquí estaba claro de dónde salía la pasta. Pero... No ha trascendido ningún caso igual o de la misma magnitud. Pero bueno, sirvió para que todos se vinieran arriba.
Otro problema de los pódcast es la imposibilidad de previsualizar. Si tú ves un libro, lo hojeas, miras si tiene santos, el tipo de lenguaje que utilizan mientras pasas unos minutos cotilleando. Si es un vídeo de YouTube, lo pasamos por encima... Pero... ¿Un pódcast? Al no ser visual, para escuchar más o menos que rollo llevan tienes que prestar mucha atención. Cualquier cosa que nos suponga un esfuerzo... Bufff...
Lo que sí puede salvarnos de esta pereza es que nos lo recomiende alguien: que nos digan que tal pódcast está genial. En ese caso, le damos la oportunidad. Pero mogollón de gente tiene un pódcast (que es muy barato y muy fácil). En muchos casos, insufribles, muy largos... Todos tenemos a conocidos que nos ha dicho que escuchemos su pódcast insufrible. Conclusión: Mucha gente, cuando le dicen que tienen un pódcast, le dice que ya si eso lo oirá. Todos sabemos qué significa «ya si eso».
Porque cómo mola eso de los temas de nicho... Pero claro, mucha gente que tiene cosas molonas que decir... ¡Prefieren YouTube! Más fácil de monetizar, más fácil de atraer la atención... Y todo pasa por un único espacio: un sitio único donde saben que todo el mundo está. Es decir... Que los pódcast pueden irse por ivoox, por iTunes, por Spotify, por Podium, por cualquier otra plataforma o por páginas web propias... Pero en YouTube... es que todo pasa por YouTube. Todo. Una única pantalla. Y además nos dicen los vídeos que nos pueden interesar y los que lo están petando. ¿Pasa esto en pódcast? No. No hay manera de distinguir a priori entre el grano y la paja a no ser que estén bajo el ala de una gran marca.
Así que muchos creadores de contenido se van como prioridad a YouTube. ¿Te gusta la arquitectura? Pues te haces un canal de YouTube. ¿Te gustan las matemáticas? Pues otro canal de YouTube. ¿Los videojuegos? Pues otro canal de YouTube. Y al pódcast va... gente a la que le gusta mucho la radio, periodistas... Pero poca gente que sepa de un tema. Porque amigos: Un pódcast no necesita de presentadores. Necesitan a Juan Palomo normalmente. Y si es un grupo, que se conozcan de antes.
Hay gente que se hace famosa gracias a YouTube. En los pódcast es la dirección contraria: Para que la gente escuche un pósdcast, tiene que ser previamente muy conocido.
Cuando hablan de la radio del futuro... Pues mira, no. Por definición. La radio está definida por una cosa llamada
inmediatez. Obviamente, un pódcast no tiene de esto. Y si un programa de radio no atiende a la actualidad y hace mil secciones se convierte en algo así como una
colección de pódcast. Parte del triunfo de Telecinco o La Sexta estriba en que es un directo casi continuo. Es como un serial de cosas que están sucediendo en ese momento y no otro. Y esto tiene mucho que ver con lo que yo llamo
«efecto sala de cine». Nos gusta saber que, aunque estemos solos, hay otra gente en ese mismo momento que está haciendo exactamente lo mismo que nosotros y viendo lo mismo que nosotros. Nos gusta comentar y sentirnos acompañados.
Esto no pasa en el pódcast. Muchas veces (y no me cansaré) he repetido en el blog que hay demasiadas radios. Sí, hay demasiadas radios. Desde hace años intentan abrirse camino radios que no tienen público suficiente para vivir y abrirse camino. Si me parece que hay demasiadas radios... ¿¿No me va a parecer que hay demasiados pódcast?? Siempre digo que hay más autores de pódcast que oyentes. Es exagerado, pero se entiende. Es imposible que todo ese volumen de gente haga ese volumen de pódcast y que todos tenga la suficiente audiencia como para hacer que puedan sobrevivir económicamente. Aquí es cuando me suelen soltar lo de: «Bueno, es que es para entretenernos». Pues genial. Pero estamos hablando de gente que se quiere ganar la vida con esta vaina.
Y claro, cuando uno oye un pódcast, tiene la sensación de que sólo lo escucha él... Ni siquiera nadie de su entorno conocido. Si ya empieza a ser difícil que la gente vea lo mismo en la tele, si es mucho más difícil que dos amigos oigan un mismo programa de radio... Pues imaginad lo otro, que es mucho más personal. Ni efecto de sala de cine, ni sala de nada.
Me dejo cosas... Pero claro, es que esto me está quedando demasiado largo. Parece un pódcast de ésos que hay por ahí. Por cierto... Al final, en 2018, como ya conté, al menos los 10 pódcast más descargados en iTunes eran...
programas de radio de toda la vida. O sea... cosas que ya conoces de antes y no necesitas que te expliquen, porque ya sabes de qué va y quiénes lo hacen.
El radiochip de hoy va de más de 10 horas juntas de programas de «Milenio 3» de la primera temporada en la SER. Más de 100.000 descargas en ivoox. Tócate las narices. Radiochip milenario:
Y, como dije en su día, parece que está de moda decir que
la radio es una mierda. Me encantaba aquello de la radio visual... ¿Pero no era el futuro? Ya dije... Unamos pódcast y radio visual. ¿Que nos sale?
¡Videos de YouTube! Pues eso. Que el futuro no es futuro, que es el presente. Que la radio es radio, y que tanto hablar de cosas raras del futuro... Y los vídeos de YouTube quitan audiencia a la radio, a la televisión, a Netflix... y a los pódcast. A todo. Todo compite con todo. Pero nada es exactamente lo mismo. Estamos en 2020 y
nos predijeron cosas increíbles. De hecho, lo eran.