La primera vez que escuché hablar de las Hurdes fue a una profe que tuve de historia, que se llamaba Teresa. [Ahora es la directora del cole.] Espetó en un momento dado: «¡Yo he estado en Las Hurdes!» Lo dijo con el dedo levantado, como dándole dramatismo. Yo no estaba muy atento en ese momento, y antes de que yo preguntara nada, alguien de clase miró con cara de extrañeza. Soltó la profe: «¿Qué no sabéis qué son las Hurdes ni dónde están?» Y terminó con: «¡Pero si Buñuel hizo una película!»
Por muy aragoneses que fuéramos en clase todos, ninguno con 14 años habíamos visto ese documental. Ese documental mostraba un atraso total y gente desdentada. Vi el documental (o pseudodocumental) 10 años más tarde, en la filmoteca. [No fuimos por alternativos gafapastas cultísimos, sino por pobreza: ver una peli en la filmoteca costaba 2 euros. Vaya ganga.]
Quedamos flipados por el documental. Hace poco, en «La Cultureta» estuvieron hablando de ese mismo documental, desmontándolo un poco. Esa leyenda negra acrecentada por Buñuel sigue pesando sobre esa zona del norte de Extremadura.
¿Hay alguien famoso en las Hurdes? Sí. El otro día me pasó un amigo del blog, C., un artículo de Papel (la revista de El Mundo) en que hablaban del Ciripolen. Una bebida que te ponía pinocho. No con esas palabras, pero... ya se me entiende. Ahora se le dice "la Viagra de los 90". Era una mezcla de jalea real, polen, miel, leche, cacao y unas cuantas hierbas. El tío Cirilo, natural de Las Mestas —una aldea hurdana— hizo fortuna. Al día siguiente de leer sobre este hombre se lo comenté a un compañero de trabajo. Me saltó: «Sí, si yo lo conozco al Cirilo. Es de Las Mestas, al lado de mi pueblo [en Salamanca]». ¡Venga, hombre!
El Ciripolen se vendió muy bien en los 90. Tanto, que llegó a ser la publicidad de las camisetas del Rayo Vallecano en la temporada 93-94. Mi compañero de trabajo me decía: «Oye, que el Ciripolen se anunciaba en el fútbol». En las vallas, decía. Luego, buscando yo más tarde, vi una imagen de la Campos que entrevistó en La 1 al tío Cirilo. Hasta el Rey Juan Carlos paró en el bar hurdano de Cirilo —su nombre es Cirilo Marcos— para probar la bebida que te pone requetebién. La cuestión es que tenía un socio, discutieron, el tío Cirilo se arruinó... Mi compi me dijo el otro día que siguen vendiendo el Ciripolen por los mercadillos de la zona.
¿Habría pasado el Ciripolen por la radio? Sí. ¡Lo tenemos! Su hijo pasó por los micrófonos del Canal Extremadura Radio. En 2011 se publicaba la biografía del inventor del Ciripolen. Radiochip ciripolínico:
Vale. Era de prever que en la radio extremeña antes o después apareciera el tema este del Ciripolen. Pero si nos vamos a una emisora local de zona apícola como Guadalajara... De nuevo, en el minuto 31 de este otro radiochip ciripolínico, hablan del "elixir de Cirilo".
«A muchos matrimonios les fue perfecto». En la radio extremeña decía que se quedaba más con las propiedades saludables más que con lo de ponerse pinocho, que era «secundario» o «anecdótico», pero en esta entrevista lo vendían como lo que le daba la gracia al asunto. Lo bonito de las radios locales de sitios pequeños es que puedes vender lo mismo con dos discursos distintos. Total... ¿Quiénes se iban a enterar?
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