martes, 2 de diciembre de 2025

suena Míchel

Lo de hoy lo iba a guardar para cuando la selección de fútbol le fichara, o cuando le fichara el Madrid de entrenador... Pero es que si me pongo a buscar la ocasión igual no pongo esta entrada nunca jamás. Sí, estoy hablando de José Miguel González Martín del Campo, que fue jugador del Madrid y parte de la «Quinta del Buitre». En 1987 se quedó 4º para ganar el Balón de Oro, o sea que... cuidado. Y colgó las botas a finales de los años 90. 

Después se dedicó a entrenar, como muchos jugadores de renombre o con mucha personalidad. Bueno, o como muchos jugadores con carácter que no pudieron ser jugadores por la razón que fuera. Un día me estuvo hablando de esto un amigo... de los jugadores y entrenadores. Qué curioso. 

La cuestión es que desde hace años y años (creo que desde poco antes de que fichara por el Sevilla) se puso de moda el meme del «suena Míchel» para absolutamente todo. O sea, que lo del «suena Míchel» seguramente viene desde 2011 o 2012. Pero suena Míchel para absolutamente todo. ¿Que van a traer un jefe nuevo? Suena Míchel. ¿Que no se sabe quién va a ser nuevo director de la empresa? Suena Míchel. Y así todo. 

En 2016 estuvo Míchel en «El Larguero» de Manu Carreño hablando de todo un poco... y habló de que le molestaba un poco eso del «suena Míchel». ¿Sabéis qué? Que al escucharlo... yo no me lo creí. Sinceramente, no. Dice que le molesta, pero es una trola como una casa. 


Es que lo vuelvo a escuchar y... a ver, dice lo que tiene que decir, y además le salía una risa nerviosa. Pero es que yo tengo la percepción de que le encanta siempre estar en el candelero. ¡¡Y está muy bien, que es lo que querría cualquier entrenador!! Bueno, cualquier entrenador y cualquier persona en cualquier trabajo. 

De hecho, esto de creerse a Míchel... A ver... Es que es obvio que no hay que creérselo. No porque sea un mentiroso, sino porque muchas veces en este tipo de entrevistas se dicen cosas... a ver... cuando es obvio que todo es una trola. Nos tenemos que ir a 1994. Ojo con la máquina del tiempo. 

Míchel en 1994 fue entrevistado en «El Larguero» siendo jugador, pero ya estaba sacándose el carné de entrenador. ¿Para qué quería prepararse para ser entrenador si no quería ser entrenador? Es obvio que si lo haces es porque no sé si ganas, pero una vía posible salida laboral ves. Vamos, que es una obviedad. 

De la Morena decía: «Y Míchel el día de mañana se hiciera entrenador...» Rápidamente le cortaba Míchel diciendo que ni de coña. Y decía que no quería ser entrenador porque no quería salir de Madrid, así que sólo había tres posibilidades: el Madrid, el Atleti o el Rayo. En fin... Escuchad este otro radiochip:


Decía que no quería ser entrenador ni salir de Madrid... Pues se fue a jugar a Méjico... Y luego es verdad que entrenó al Rayo, al Madrid B y al Getafe. Pero luego al Sevilla, al Olimpiacos, al Olympique, al Málaga, luego se fue a Méjico otra vez, otra vez a Grecia y al final... Arabia Saudí. Para no querer ser entrenador ni querer salir de la ciudad... Pero claro, siempre fue mentira eso que decía y era obvio. 

2 comentarios:

  1. La deriva ideológica de don Pacman. Ay el plumero...

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  2. Para que a la ciudad algún día pertenezcan

    Dijo la locutora Gemma Nierga al recibir una vez más el Premio Ondas: «Tengo un sueño: que en los Ondas de dentro de un tiempo los premiados se llamen Ousman, Salma, Mohamed». Pensé en aquel Jaime Gil. A finales de los años cincuenta solía pasear por Montjuich para encontrarse cerca del castillo con algún murciano joven. ¡Siempre se trató de la poesía de la experiencia! Una tarde tuvo la suerte de oír cómo uno le hablaba en catalán a otro. Y así compuso luego la invocación: «Sean ellos sin más preparación / que su instinto de vida / más fuertes al final que el patrón que les paga / y que el saltataulells [literalmente salta-tejados, trepa] que les desprecia: / que la ciudad les pertenezca un día». El reto lo recogió el célebre Pijoaparte, pero la cosa quedó donde estaba. Y ahí sigue. Basta ver los apellidos en el Parlamento catalán. Solo 39 de los 135 diputados tienen alguno de los 20 apellidos más frecuentes en Cataluña. Naturalmente, algún García o algún Fernández ha hecho calés, pero los individuos van siempre más rápido que los grupos. En los individuos prima el instinto de vida y en los grupos la preparación. En los ascensores sociales no caben demasiadas personas por viaje.

    Que la ciudad les pertenezca un día. ¿Decía la verdad el poeta? ¿Estaba seguro de quererlo así? Era el mismo hombre al que Sevilla le parecía mucho más exótica que Manila. ¿Apreciaría igualmente a los chavas cuando dejasen de ser exóticos, cuando dictasen las normas desde su falta de preparación? En pleno esplendor del realismo social el poeta los veía como la posibilidad de fertilización de una burguesía hecha pedazos. Sí, Teresa Serrat bien follada, ai las! Aquellos chavas: el futuro, la aurora. Más de medio siglo después, Nierga también invoca: Ousman, Salma, Mohamed. Que la ciudad les pertenezca un día. ¿Está segura nuestra locutora? Yo me inclinaría por que a la ciudad pertenezcan. Lo que pueden hacer los individuos, lo que no pueden hacer los grupos.

    ¿Ousman, Salma, Mohamed, Premios Ondas? Depende de ellos. Exactamente, que solo dependa de ellos. El poeta, un hombre muy simpático y muy inteligente, subía a ver a los murcianos mientras rumiaba los versos del apoderamiento chava. Pero había tenido la precaución del exordio, aquella dedicatoria a los compañeros: «A vosotros, pecadores / como yo, que me avergüenzo / de los palos que no me han dado, / señoritos de nacimiento / por mala conciencia escritores / de poesía social».

    La mala conciencia. De qué grandes versos, de qué grandes discursos partera.

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