jueves, 4 de enero de 2018

cómo hacer que suene navideño

España es así... Estas fechas nos duran hasta que termina el día 6 de enero. Podríamos decir que hay 3 niveles de Navidad: 

Nivel 1: Nivel navideño de centros comerciales. Cuando la cosa estaba ya adentrándose en los mediados de octubre vino Halloween para salvarnos de adelantar las decoraciones navideñas y las luces para mitad de octubre. Que se me juntaban los Pilares ya, casi. 

Nivel 2: Nivel navideño de teles y radios. Esto suele coincidir con esa fecha límite que ponen los padres desesperados para poner la decoración: Que pase el puente de la Inmaculada. Aquí es cuando teles y radios empiezan a ponerse de rollo navideño. 

Nivel 3: Las Navidades propiamente dichas, que terminan el día 6, justo antes de las rebajas, si es que las rebajas no han empezado ya en muchos sitios. 

Vamos a quedarnos en el nivel 2. ¿Cómo notar que se está en este nivel? Pues cuando las teles empiezan a poner árboles gigantes en el fondo del plató, hay cierto abuso del científicamente denominado «brilli, brilli», renos por las esquinas, putos papás Noel, gente que se pronuncia a favor o en contra de lo que se pone la Pedroche... En fin, todo eso. Y en la radio, igual. 

Pero la radio no puede puede poner bolas en los árboles (¿o si?), o espumillón en los micrófonos. A ver... poder, puede, pero no se escucha. Un amigo me estuvo diciendo estas navidades algo así en plan: «En la radio está bien que no se puedan hacer este tipo de horteradas». Le respondí que por supuesto que sí. La radio tiene su «brilli, brilli», no sólo en cuanto a jingles (que también), sino en los propios programas. Le dije que le pondría algún ejemplo de cómo en los programas de radio también cabe el rollo navideño que tanto gusta a la gente y que tanto me saca de quicio. 

El radiochip de hoy es el ejemplo perfecto y típico para comprobar cómo cambiar una sintonía normal a sintonía navideña. Le pones ahí los cascabeles, y ¡hala! sintonía que huele a reno. Radiochip renal, del «Euroclub» de 2013:



Pues con esa tontería, la radio se las apaña para que te imaginases que Martínez y Trigo estaban con gorro rojo y pompón blanco delante del micro. En el fondo, hacer de la radio algo navideño es extremadamente fácil. Y el excesivo uso del recurso queda hortera. Esto lo añado yo de mi cosecha. 

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