Ayer emitieron unas palabras de Julia Otero en las que anunciaba que tenía cáncer y que estaría unos meses fuera.
Al escuchar esas palabras... Primero, el shock. Segundo, las lágrimas. Me parece mentira que los oyentes tengamos esa capacidad de querer tanto a algunas de las personas que escuchamos. Siempre digo lo mismo, lo explico una y otra vez, y aún así, me sorprendo una y otra vez.
Estoy completamente seguro de que no fui el único que estaba en modo madalena mientras escuchaba la canción de Marvin Gaye que puso después Quintanilla. Completamente. La radio es así. Luego, piensas, le intentas echar un poco de racionalidad al asunto y dices: a ver, que esto de la empatía se nos está yendo de las manos. Que esto es producto del miedo, y que obviamente igual nos estamos poniendo en lo peor seguramente sin tener por qué.
Claro, luego escuchar a Mª Carmen Juan después de la publicidad... Y no es difícil adivinar que en ese rato estaba haciendo exactamente lo mismo que los oyentes.
Y así arrancó el programa:
Decía Julia en la grabación que habían sido miles de momentos... Y claro, son miles de momentos los que hemos pasado al otro lado de la radio. Momentos de risa, de cabreo, de curiosidad, de interés... A veces, de entretenimiento, sin más. Claro, al final todo eso forma parte de tu vida y descubres, una vez más, que estas cosas te afectan. Iba a decir que la radio es así... Pero no, así somos todos los humanos.
Me apetecía hablar de esto. No sé si por desahogo, la verdad.
Yo lágrimas no, pero de una mala hostia considerable al enterarme: sí. El puto cáncer sí que es una enfermedad jodida de verdad, que no se puede tratar llevando bozal, distanciándote de la gente, imponiendo un toque de queda nocturno y cerrando negocios. Pero gracias a la ciencia el cáncer es una enfermedad cada vez más curable y estoy seguro de que la gran Julia la ganará.
ResponderEliminarEsa publi buena, que no falte nunca en Onda Cutre. Incluso en momentos así...
ResponderEliminarLa gran Julia Otero, a la que empecé a escuchar en las noches de Onda Cero con el gabinete. Cuántas noches con la radio debajo de la almohada y, después, cuantas tardes y tardes de pura radio. Le mando un enorme abrazo y ojalá quede todo en un susto. En estos momentos no me puedo olvidar de otra grande de la radio y la televisión, la inolvidable Concha García Campoy a la que el puto cáncer se la llevó demasiado pronto.
ResponderEliminarEmpecé a escuchar la radio por la noche para dormir. Creo que a las 11 empezaba su programa, siempre con los tres mismos gabineteros. Qué tiempos en los que no era obligatorio emitir fútbol por la noche.
ResponderEliminarCuando pasó a la tarde me encantaba la hora tremolina con Ortega, Motos, Lancho.
En fin, miles de momentos como dices. Por lo menos ahora tenemos blog y tuiter, no como el día aquel de verano con la sintonía interminable.
Yo que voy a decir si mi nickname es el que es... La sigo de siempre y dejaba cintas grabando cuando me iba al cole para escuchar La Radio de Julia...describes muy bien lo que sentí ayer. Susto, tristeza, emoción por sus palabras y ahora la esperanza de que pronto venga a dar la tabarra al programa. Grande Julia 😘
ResponderEliminarA veces sientes a la gente de la radio mucho más próxima que algunos de los que te rodean. El hecho de que te acompañen cuando lo necesites y allí donde estés es impagable. Para mi Julia Otero es de lo mejor de la radio, por su "culpa" me hice adicta a este medio cuando la descubrí en las noches de onda Cero. Le deseo mucha fuerza y que todo esto sea pronto un mal recuerdo superado. Un abrazo.
ResponderEliminarOtro oyente de Julia desde el principio, incluso la recuerdo en el circuito catalán de tve antes de hacer el 3x4.
ResponderEliminarQue gane al cáncer. Que se recupere. Que se lo tome con calma.
Confiemos en una pronta recuperación para Julia Otero,una locutora de gran trayectoria profesional en radio y tv..Mucha suerte.
ResponderEliminarLas mismas sensaciones... lágrimas...
ResponderEliminarEs de esos momentos que no se te olvida donde estás, como cuando la misma Julia dió la noticia de la desaparición de Concha G. Campoy.
Me sorprende gratamente el cariño demostrado por la sociedad española, desde Francino, al presidente del gobierno.
Todos estamos con ella, y ojalá que dentro de poco vuelva al micrófono!
Yo llevo aproximadamente 5 o 6 años escuchando a Julia. La voz de Mari Carmen Juan tras volver de publi representaba a muchos oyentes.
ResponderEliminarPues yo llevo escuchando un 3 o 4 años a Julia, aunque este año no mucho por motivos de trabajo. Es una pena la noticia, y espero que vuelva lo más pronto posible a la radio.
ResponderEliminarYo no soy oyente de Julia, pero recuerdo el día que Carlos Llamas volvió tras su enfermedad como uno de los momentos más emotivos que he escuchado, y el día que se anunció su fallecimiento lo sentí profundamente por todas las noches que me había acompañado. El vínculo que se crea con la gente de la radio es increíble; le deseo a Julia todo lo mejor.
ResponderEliminarY esto es RADIO. Esa empatía que se crea por personas que ni siquiera conoces, pero que las consideras casi como de la familia
ResponderEliminarBonito post, recordando por qué nos apasiona la radio. Yo también empecé con Julia en su programa nocturno (¿se llamaba "La luna"?),alimentando un vicio desatado por García y Pumares. Con Julia Otero y su panda (los Adriansens, Delgado y compañía) y el Quintero estepario de más o menos la misma época descubrí que la radio, además de un entretenimiento, también podía enseñar a pensar.
ResponderEliminarEl cáncer no es una condena de muerte, confío en que Julia se recupere. Pero hasta entonces, nos queda la zozobra de su silencio.
Julia Otero es la más grande de la radio y lo demuestra hasta en los peores momentos. No me canso de escuchar su mensaje. Imposible ser más valiente y más digna.
ResponderEliminarTener más de cincuenta me permite haber visto crecer a Julia como profesional. La escuchaba ya en los 80 del siglo pasado en Radio Miramar de Barcelona. En las madrugadas ("de mil amores"), durante el prime time de la tele ("con faldas y a lo loco") e incluso en un informativo matinal ("y nosotras qué", se llamaba), ya demostraba entonces una creatividad simpática, algo coqueta, y sin embargo comprometida y valiente. Seguro que volverá pronto, porque las bestias de la radio son incombustibles. Ya volvió a las tardes de Onda Cero cuando los manejos turbios del aznarato quisieron callarla. Aún hay mucha mecha, mucha fuerza y mucho talento.
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