Ya he comentado en alguna ocasión que el género de las llamaditas telefónicas está muy muy manido. En general no me suelen hacer gracia y sí mucha vergüenza ajena. Incluso a veces me parece mal que le hagan bromas según a quién. Y casi me sabe mal que la gente a la que le hacen la broma tenga que reírse incluso cuando le sale el presentador de turno diciendo "¡chaval, que era todo una broma!". En ese momento en vez de decir "qué cachondos" habría que cagarse en todo, programa inlcuído.
También he hablado del programa que tenían (en tiempos) Josep Lobató, Agnès Tejada (Venus) y el presentador que se ha quedado ahora, Uri Sàbat: el PAP (Ponte a Prueba... ¿o no quería decir eso en realidad?). En general, se me hace un pelín pasado de vueltas, demasiado basto, un pelín insulso y, en ocasiones, simpatiquillo.
Y aunque ni son santo de mi devoción las llamaditas típicas ni el PAP, hay cosas que sí, que se salvan, que me hacen gracia, y ocasiones en que a el (o a la) que llaman se merecen muerte. Y entonces, cuando el bonachón al que le hacen la broma realmente es una loca histérica que además roba, cuando todas las circunstancias -raro es que todo se junte- se dan a la vez, sale algo que es muy muy guay. En esta ocasión (año... buf, igual fue el segundo año de PAP en Europa FM, pero no sé exactamente) el resultado está en el radiochip justiciero:
Chonismo puro. Llega a ser tan salido de tono, tan soez... parece sacado de un capítulo de Aída (lo cual mola n) pero sin guión. Será soez, pero la verdad es que la primera vez que lo oí, ademas de captar totalmente mi atención me arrancó más de una risa. Bueno, quizá la excepción que confirma la regla en este "género radiofónico".
Fdo: el que nunca firma
ResponderEliminar¿Soy el único que cuando oigo hablar, las pocas veces que escuché algo, a Venus o a alguna de las chicas del programa le dan ganas de volverse gay o asexual?.
No.
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