que no pasen los años

Es lo que pienso cada vez que cumplo años. Quizá la fuerza motriz del blog sea esa obsesión que tengo con lo del paso del tiempo. ¿Os acordáis de "El Perfume"? En aquel libro -y peli-, el protagonista quería preservar las esencias matando a chicas. Lo de este blog es mucho más inocente... Para intentar preservar las esencias de nuestra vida, lo que hacemos es hablar de sonidos. 

Así que me sentiría muy afortunado si tal día como hoy (o cualquier día, no hace falta que sea cumpleaños ni el santo) me obsequiáis con algún audio. Este regalo, obviamente, revierte en vosotros porque es el carburante del blog. 

Hay pocas cosas tan originales como regalarte un recuerdo. Te pueden regalar algo que recuerdes... Pero... ¿Regalarte un recuerdo? Esto sí que es original. Y es un poco aleatorio... Puede que un sonido de radio te haga encender tu recuerdo a ti, pero no a mí. O a varios a la vez. Entonces ocurre eso tan mágico de: "¡ah, pero tú también estabas escuchando!" Es un momento de conexión íntima muy extraño. Pero de vez en cuando, ocurre. 

¿Os acordáis de cuando hablé del paleo-podcast de Onda Cero? Fue el primer servicio de podcast de la radio española. Tú querías recordar algo, o te habías perdido tal emisión de tal día, y le pedías la cinta a la radio. Onda Cero tenía ese servicio tan original. Alguien de la radio, hace mucho tiempo, me regaló un sonido relacionado con esto. Me regaló el radiochip de hoy. Recuerdo como si fuera ahora mismo salir de la casa en la que vivía de crío, el ir hacia el coche, sentarme detrás y que, tras encender la radio mi padre, antes de ponernos en marcha, por casualidad sonara este radiochip podcastil: 

Y de repente, rejuveneces mentalmente 20 años o así. De golpe. ¿Queremos que aquellos momentos de la radio se los lleve el viento? ¡No! ¿Queremos que nuestras cintas cojan polvo en un cajón inmundo de casa? ¡Tampoco!

Lo curioso, y de lo que me enteré en el programa de Julia Otero, es que la foto de una de esas cintas que me pasó un lector -y no recuerdo quién- tiene la letra escrita, quizá, por Raquel Martos, que por aquel entonces estaba dentro de ese servicio de "atención al oyente". Las vueltas que da la vida...

Si queréis regalarme -y regalaros- esos momentitos de radio... Ya sabéis. No encontraba mejor excusa que ésta para hacer este llamamiento que hago de cuando en cuando. ¡A desempolvar cintas!