Me gusta ver que la radio forma parte de la vida de la gente igual que forma parte de la mía. Y me encanta ese mágico momento, cuando viajaba la radio en el pasado, en el que te preguntabas ¿cuál será la cara del presentador? ¿Tendrá barba? ¿Gafas? ¿Alto o bajo? De hecho, me hizo mucha gracia un día que fui al Corte Inglés a por un libro. Y, casualidades de la vida, ahí estaba la Cristina López Inglispitinglis (la de la COPE). Firmaba un libro que había escrito (vete tú a saber cómo se llamaba) cuando yo, por cotillear, me acerqué a la cola para escuchar los comentarios de las señoronas (casi todas) con sus pelos teñidos de rubio y enmoñados (casi todas) y con pinta de tener mucha pasta (todas). "Pues fíjate, qué gorda que está, con lo delgadica que me la imaginaba yo". Perla total. Ahora, con internet, como puedes ver la foto de todo el mundo, o incluso puedes verlos por webcam, pues esa magia ha desaparecido.
Como decía Joaquín Guzmán en su programa, "La Gramola" en M80 radio, "si la voz de la radio te enamora, no te pases por la emisora". Pero el ansia de ver a la estrella de la radio, a la que jamás matarán los vídeos, gana a todo, y el fenómeno fan es el fenómeno fan. Así que escucha este radiochip fanático, que es muy corto a la vez que divertido:
La Gramola viajaba a Galicia. Hordas de estudiantes de BUP, COU (y también bachillerato del plan nuevo, vale) y sobre todo universitarios llenaban los sitios en donde se realizaba el programa cuando viajaban. Y en cada sitio era graciosísimo ver la de cosas que pasaban en directo; era mágico asistir a esa uníón entre lo que nunca se ve y te imaginas y lo que nunca se ve pero lo estas viendo. Recuerdo precisamente la primera Gramola a la que fui... Joaquín se quedó a 3 filas de la mía y aquel nerviosismo de "si me dice algo, ¡qué digo!" Desde luego, jamás de los jamases hubiera reaccionado como Demelsa, que fue lo más simpático y divertido de aquella noche. Ah, sigo echando de menos "La Gramola". No creo que sea el único.
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