Esto, «¡pam, pam!», en plan onomatopeya, es lo que suena después de cada noticia en «El Món a RAC1» en el tramo informativo. A ritmo carruselero, ya sabéis... Fondo musical, noticia, cortinilla, noticia... Así todo el rato.
Y resulta que ayer hubo una caída de tensión (o eso dijeron al principio) en la emisora. Así que a las 6 h. y pico (las horas me las dijo @Alexnaranjo, que estaba ya despierto a esas horas) estaban dando las noticias sin múisca, sin cortes... nada. Las informaciones iban relatadas, un silencio de fondo... Pero nadie decía nada.
A lo que llegó Basté y empezó a comentar a la audiencia que tenían problemas. Y a la vez que daban las noticias, empezaba el cachondeo. Es lo que se llama «hacer de la necesidad virtud». Mientras os cuento, podéis ir cotilleando en la segunda y tercera hora de programa... Radiochips daletianos:
Claro... Basté a ratos iba dando las noticias, dando paso a la gente... Y diciendo lo que tendría que sonar en cada momento, rompiendo lo que en imagen se llama «la cuarta pared», es decir, haciendo como en «Sálvame» y contando un poco los entresijos de lo que estaba sucediendo.
Y bromeando con rellenar con música, haciendo un hype con qué pasaría a las 8 h. de la mañana, jugando a poner música con el móvil a través del micrófono —buenísimo—... Jugando a sacarse las castañas del fuego. Y después, tras cada noticia, él mismo onomatopeyizaba las propias cortinilas con eso que os digo del «¡pam, pam!», llevando el ritmo con el «tic, tac, tic, tac...», e ironizando con que «es la radio del S. XXI» y todo eso.
Y oye... sin publicidad. Eso es siempre genial.
Es buenísimo cuando de repente, sin avisar, convierte a Sardá, que estaba esperando a la tertulia de después (el célebre «tallat party»), en un locutor improvisado, leyendo la noticia que tocaba en ese momento. Pasadas las 8 h. 30 min. y restablecida la normalidad, Basté explicaba que la culpa era del programa de ordenador... el famoso Dalet, que bautizó como el señor «Josep Mª Dalet». Y explicaba que según su opinión, el éxito de su radio está en la naturalidad. Desde luego, ayer la hubo. Naturalidad, gracia y echarle morro.
Un rato de radio que podía haber sido un desastre, pero que supieron convertirlo en un día de radio que no podía ser que no pasara por el blog.
Y bromeando con rellenar con música, haciendo un hype con qué pasaría a las 8 h. de la mañana, jugando a poner música con el móvil a través del micrófono —buenísimo—... Jugando a sacarse las castañas del fuego. Y después, tras cada noticia, él mismo onomatopeyizaba las propias cortinilas con eso que os digo del «¡pam, pam!», llevando el ritmo con el «tic, tac, tic, tac...», e ironizando con que «es la radio del S. XXI» y todo eso.
Y oye... sin publicidad. Eso es siempre genial.
Es buenísimo cuando de repente, sin avisar, convierte a Sardá, que estaba esperando a la tertulia de después (el célebre «tallat party»), en un locutor improvisado, leyendo la noticia que tocaba en ese momento. Pasadas las 8 h. 30 min. y restablecida la normalidad, Basté explicaba que la culpa era del programa de ordenador... el famoso Dalet, que bautizó como el señor «Josep Mª Dalet». Y explicaba que según su opinión, el éxito de su radio está en la naturalidad. Desde luego, ayer la hubo. Naturalidad, gracia y echarle morro.
Un rato de radio que podía haber sido un desastre, pero que supieron convertirlo en un día de radio que no podía ser que no pasara por el blog.
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