escucha con nosotros la vida

En septiembre de 2011, la SER se puso de lema "escucha con nosotros la vida". No es de mis favoritos, porque me parecía un poquito largo -aunque no lo sea-, y no se refería a la SER propiamente. Prefiero eso de "si algo pasa, está la SER", o "la credibilidad del nº1", y cosas así... Porque son más "de la SER". Pero lo que sí me gustaba mucho es la idea. 

Ese eslogan de la SER no hablaba de la SER. Quizá por eso no me terminase de gustar como eslogan específico. Ese eslogan hace referencia a la radio en general. Si el lema de este blog es que por la radio pasa (casi) todo, el eslogan de todas las radios podría ser "escucha con nosotros la vida". El eslogan de la SER y de cualquier radio. Porque la radio, sobre todo, es eso: Que oyéndola sepas dónde estás, de qué se habla, qué está pasando... Y también que tenga entretenimiento, risa, miedo... Y todo lo que pasa por una vida. 

Si la radio no tiene todo eso, la radio está coja. La radio tiene que tener momentos para todo. A veces eso de "escuchar la vida" también incluye a las cosas inesperadas. Y no me refiero a una última hora, a un acontecimiento esperadísimo, o a una sorpresa que quieren dar al oyente. A veces uno escucha por la radio cosas que no pueden ocurrir ni por la tele, ni puedes leer en un periódico... 

Por ejemplo... Hace unos cuantos años quise hablar de Mara Torres en el blog. Busqué una entrevista que me gustase, y elegí la que le hicieron en Onda Cero Tarragona. En la entrevista, que iba por teléfono, de repente le llamaron a la puerta. Le llamaban para pagar el recibo de la basura... 100 eurales. Y aquello sucedió en directo. Mientras aquello sucedía, mientras la vida pasaba, en vez de dejarla un minuto en paz y rellenar hablando, o poniendo música... Le dijeron que atendiera al de la puerta. En aquel momento molaba escuchar qué narices estaba pasando. Supieron aprovechar que lo inesperado llamara a la radio. Lo cotidiano. 

Ayer ocurrió algo no tan llamativo, pero que a veces ocurre... Llamada telefónica de Pepa Bueno al nuevo alcalde de La Coruña. Que si las mareas por aquí, que si lo de Zapata por allá... Pero lo que ocurrió en la entrevista, lo inesperado, fue que los críos estaban por ahí gritando en casa. Hubo un momento en que había que decidir... ¿Se sigue hablando de política, se sigue la entrevista o se deja en directo al niño que grita? Teóricamente nos importa tres pepinos el niño, porque "estamos a lo que estamos". Pero... en la radio, a veces la realidad de la vida pide paso. Esto es lo que más le llamó la atención a un amigo gallego del blog, @roicarballido, que pensó que esto era molón como radiochip infantil para hoy:

Pepa iba muy a piñón, y casi termina ahí la entrevista. En aquel momento los oyentes creo que estábamos más pendientes del niño que de lo que estaban contando. Cuando estas cosas inesperadas piden paso... Pues que encuentren paso. Pepa podría sacarle más punta a estas situaciones las pocas veces que suceden, porque muchas veces uno la nota distante al oyente... a kilómeros. 

Creo que los oyentes pedimos naturalidad, que nos cuenten "las cosas que pasan en realidad"... y que si algo de la realidad nos sorprende, que estas cosas discurran por la radio sin que parezca que "molestan". Son momentos que molan. Le dan colorido a la radio... Y la acercan al oyente.