trols

Los trols... Copio de la Wikipedia su definición: "persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea, como un foro de discusión, sala de chat o blog, con la principal intención de molestar o provocar una respuesta emocional en los usuarios y lectores, con fines diversos y de diversión o, de otra manera, alterar la conversación normal en un tema de discusión, logrando que los mismos usuarios se enfaden y se enfrenten entre sí." 

Esto es lo que suele pasar en internet. Vale. Todos conocemos el fenómeno y tal... Pero... Es que en la radio también pasa. Ha pasado siempre. Y seguirá pasando. Igual que tiene mucho peligro "abrir los anónimos" en internet, tiene mucho peligro que los oyentes llamen en antena. Una opción que hay en la radio es que los oyentes llamen, haya un filtro, y les devuelvan la llamada. Decir "yo quiero hablar de tal". Lo que pasa es que hay veces que el tiro sale por la culata... ¿Os acordáis del radiochip de María Fernanda, de Valladolid? 

Pero lo que nos ocupa hoy son los trols de la radio. Es normal que los programas tengan odiadores, y siempre son distintos. Llaman siempre. Lo que pasa es que suelen terminar siendo "interceptados". Hay veces que, por la razón que sea, logran pasar en antena. Y en ese momento... ¡Bingo! El radiochip de hoy lo escuchó @sefarad83. Un señor llama a Francino para hablar de los Simpsons... Ya sabéis... El francineo... Un tema y ¡venga! Radiochip raulesco:

¿Veis cómo le identifica Francino? Tras el atolondramiento del señor... "Es Raúl otra vez..." Francino sacado de quicio con mucha razón, porque se le había colado uno de los trols de cabecera. No es el único... ¡Lo mismo le pasaba a Carlos Llamas en tiempos! Y yo me acuerdo también de cuando a Fernando Delgado, al "A Vivir..." se le colaba "Antonio, de Málaga". Cada pocos fines de semana, se abrían los teléfonos... ¡Y Antonio, de Málaga! El odiador de cabecera. Normalmente son gente que está un poco girada... Y no es solo el mal momento que pasa el presentador, sino el mal rato que pasa el oyente dándose cuenta de que hay un tío girado que llama a la radio. Es... desconcertante.

Seguro que muchos de vosotros, si sois fieles de algún programa, y si abren teléfonos, habréis escuchado a los trols de cabecera de cada uno de ellos. Dan rienda suelta a unas obsesiones extrañas que bueno... Pues eso, desconciertan. Pero no solo al presentador, sino también al oyente. O sea... que en realidad no molan nada.