El año pasado, en el «Hoy por Hoy», en lo del «el club de las 11», estuvieron pasando un rato muy gáyer.
Muchos habréis visto los vídeos de la Marie Kondo, que es la gachi ésta que ordena todo la mar de bien y que lucha contra el pequeño Diógenes que todos poseemos en nuestro alma mediante el infalible método del abrazo del objeto para ver si nos transmite algún tipo de... algo. Pues resulta que a usar el método de Marie Kondo se le dice vulgarmente «marikondear».
Total... Que empezaron a hablar de esta mujer, del libro que había escrito, de su método, bla, bla, bla... Y empezó a sobrevolar todo el rato el verbo «marikondear». Obviamente, todos (los que estaban en la radio y los que estábamos al otro lado del receptor) estábamos pensando en exactamente lo mismo. El palabro se estaba usando todo el rato e iba creciendo la «tensión». Mucho cachondeo, vaya.
Podéis ir escuchando todo lo que pasó en este radiochip marikondo:
¡Llamó Nacho Ares, que se había comprado el libro! Y a partir de su llamada, Marc Giró se puso a bromear con lo que todos estábamos pensando. Muy fan del «marikondeo» desde siempre, claro.
[Ahora viene un párrafo que, como esta entrada tengo preparada desde hará meses, ahora queda... No sé. Raro.]
En realidad he aprovechado el día y el tema para hablar de este espacio, que es un poco heredero de «el piscolabis» de «La Ventana». Muy felizmente, en el programa de Gemma desde hace tiempo se ha dejado el tono de «desgracias y tensiones sociales» para hacer espacios mucho más positivos y llevaderos, que es una cosa que agradezco mucho. Porque hay que dejar de estar siempre en plan tenso y dejar que se «marikondee» un poco la antena. Un poco de risa, un poco de superficialidad, de relax, de escapatoria mental... Entretenerse.
Lo poco agrada, lo mucho cansa. Coincido con que estar todo el día con dramas (dramones) sociales agota a los oyentes, pero, para mí, Gemma se ha ido yendo totalmente hacia el otro extremo: temas y personajes totalmente superficiales que ni siquiera aportan "otra mirada", aunque sea humorística, sobre la realidad; es una pura espuma, un cotorreo de niños bien chupigüays para sí mismos. Echo de menos espacios como la tertulia carcelaria, o la de los "locos", y el "pensar por pensar". Sardá, Giró, el señor de Miami y la señora que lo acompaña, tan fina ella (perdón, no me acuerdo de sus nombres) no es que me parezcan mal, es que están en otra dimensión para mí, a veces no sé ni de lo que hablan ni de qué van. Quizá a Gemma le esté pasando lo que le ha pasado a otros locutores, de radio, que acaban haciendo un programa para ellos y sus amigos y el resto, sobramos. Una pena.
ResponderEliminar(A pesar de todo es mejor que sus competidores de la mañana, en general, así que las otras radios se lo podían hacer mirar un poco).
Quiénes son Giró, el señor de Miami y la señora?
EliminarMarc Giró es un comentarista de revistas del corazón (supongo que tendrá otro oficio fuera de la radio, pero lo desconozco). El de Miami es Ponseti (es que no me venía el nombre a la cabeza), que hace, junto con la señora de la cual no sé el nombre, una tertulia sobre tendencias-tonterias-pseudonoticias de cosas "made in USA".
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