Como habréis leído en todos los sitios ya, a Federico le han condenado a pagar 10.000 aurélidos por lo dicho en su programa el día después de aquel día en que Bescansa decidió llevar al niño al Congreso.
Como todos sabéis, el estilo «federiquiano» ha evolucionado con los años. En los primeros años de la COPE, leían las noticias los redactores. Él, si acaso, metía baza cuando le convenía entre las lecturas de los redactores. Era una lectura de noticias interrumpida por comentarios. Con los años la cosa ha ido cambiando. Federico lo que hace es un monólogo largo pretendidamente jocoso —vale, a veces lo consigue— y de vez en cuando los redactores leen una noticia que le sirve para cambiar de tema.
Siempre he pensado en lo estresante que tiene que ser para el radactor que sea estar con el papel delante mirando a Federico esperando a saber cuándo tiene que leer una noticia. Media hora en tensión sin saber cuándo terminará su monólogo eterno, que siempre adorna con citas en plan culto y sus celebradas imitaciones. ¡Me estoy yendo del tema!
En su discurso del día después de lo del niño de Bescansa, Federico pronunció unas palabras que servirían perfectamente para ser recogidas en «La Vida Moderna». Son palabras que digamos que se pasan 17 pueblos si nos paramos a pensar un poquito en serio. Si ponéis el radiochip de hoy en el minuto 11, escucharéis cosas del tipo «Y ese bebé, que se lo quiten a esa madre, que es muy mala. Porque así no se cría a un niño».
No fue la única cosa que se le ocurrió decir. En el minuto 17 habla de que si el niño iba a terminar «averiado del cerebro, como Pablo Iglesias». Acompañaron esas palabras de las declaraciones de Bescansa, y luego lo acompañó de que si con 44 años no sabía cómo críar al bebé... «De cabeza está peor que el bebé». Y lo otro gordo lo podréis escuchar a partir del min 3 de este radiochip baby-federiquiano:
Ahora que ya habréis escuchado lo que dijo, veréis que en realidad sí se pasa unos cuantos pueblos. Supongo que cuando una persona es jefe-empresario y locutor y director del programa al mismo tiempo, no tendrá mucha gente a su alrededor que le diga: «Oye, afloja, que te pasas que te mueres». Bueno... Al final, la ausencia de esta figura termina convirtiéndose, de momento, y como poco, en una multa de 10.000 eurales.
En una entrevista dijo que su hija le comenta cuando se pasa. El Federico de la radio es un personaje, una retroalimentación entre él y lo que espera la gente que diga.
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