el fin del ágora

Hay que hablar de esto... Cada vez que ocurre una cosa así me las intento apañar para no repetir tema, o tratar el tema de una manera diferente. Pero esta vez me parece que tengo que tratar demasiados temas... Allá voy:

Como sabéis, Pablo Iglesias anunció en Twitter que terminaban sus colaboraciones en el «Hora 25». Lo del «Ágora» me gustaba. Es inútil que no lo reconozca, porque he hablado del espacio en más de una ocasión: Pablo Iglesias, Margallo... y bueno, Carmen Calvo. Lo digo porque lo interesante era escucharles a ellos dos sobre todo. Y gracias a esto he podido tratar en el tema algunas cosas: cuando un oyente increpa, cuando Iglesias habló de la filiación política de los contertulios de la radio... Y cierto es que han protagonizado momentos de mucha tensión en antena. A veces, lo reconozco, casi me ponía en el lugar de Aimar y decía eso típico de: «Ay, pobre...»

Voy por partes, porque antes de nada hay que hacer una reflexión: uno puede creer lo que quiera, y mientras no tenga la certeza (que es casi imposible tenerla) de que han echado a un comentarista u otro por una razón u otras... Hay que tener abierto todo el espectro de posibilidades. Es decir, que se aducen razones políticas (silenciar y tal), que vale, puede ser posible... pero para que podamos aceptar eso, esas mismas personas tendrán que aceptar que hay otras razones posibles que hay que contemplar, y que esas razones puedan ser menos quijotescas. 

La gracia del espacio es que no eran periodistas políticos, sino propios políticos de los principales partidos (quitando Vox) que debatían los lunes en lugar de la tertulia típica de periodistas. Claro: estaba gente que habían alcanzado nada menos que el nivel de ministros. No era una tertulia sin más. Podríamos contemplar simplemente que Pablo Iglesias ya no es líder del sector actual de Sumar, y que quizá convendría cambiar a la gente. 

También se ha dicho muy repetidamente que era un programa que era líder de audiencia, que si era la tertulia más escuchada de la cadena... Bueno, un montón de cosas que están muy lejos de tener el rigor que se atribuyen en medios como el Canal Red. Por eso me sorprende que suelten algunas afirmaciones que no son ciertas. Por puntos:

- El EGM no distingue entre lunes, martes, miércoles... Con lo que es imposible que digan que la tertulia de los lunes iba genial y la de los martes peor, por ejemplo. Simplemente, no se puede. 

- Sí, se pueden buscar descargas o incluso las visualizaciones en YouTube, pero eso no se traduce necesariamente en audiencia del programa. Son gente que se ha interesado en parte del programa por lo que sea. 

- Que tengamos la sensación de que el programa se consumía más porque nos gustaba más o lo escuchaban nuestros amigos... Eso es muy humano y nos pasa a todos. Pero vamos a los datos.

- No, esta tertulia es imposible que fuera la más escuchada de la cadena, porque la audiencia sobre todo se concentra siempre en la mañana. Las dos tertulias más escuchadas en la radio son las de Àngels y la de Herrera. La de Aimar, por horario, tiene menos casi por definición. 

- Sí, el programa de Aimar es líder, y ya conté el año pasado (antes del sustituto que les dio la COPE) que es precisamente la hora de la tertulia la que, desde hace más tiempo, es la que más atacada está por el programa de la competencia. La tendencia se ve desde antes de Aimar y es el reto que tiene. Pero si él hace cambios... ¿Por qué arriesgarse a perder el liderazgo?

- Habla gente (y me refiero ahora al vídeo de Rubén Hood) de que los propietarios de la SER... pues... a ver... que son los que son. Así, dejándolo caer. Oye, nada que decir, si no fuera que... pues... que esos jefes que deja entrever que no podían mantener una colaboración así son exactamente los mismos propietarios que había, exactamente los mismos, que cuando Aimar se sacó el «Ágora» de la manga. Los mismos. 

Y para ilustrar su vídeo, puso este corte, que es el radiochip de hoy:

No sé... Pablo Iglesias, Cintora, Fernando Berlín... Sólo tiene repercusión cuando echan a alguno de estos, pero rotación de los contertulios hay siempre. Que conste que cuando vi la constitución del espacio, en lo primero que pensé fue en qué pasaría cuando tuvieran que cambiar a Pablo Iglesias. Y acerté. Parece que cada cierto tiempo hay una conspiración para quitarles de en medio a la vez que, por definición, les habrían contratado durante mucho tiempo y habrán estado ahí hablando tiempo y tiempo. Quitan a unos y ponen a otros. Y sí, contemplo la teoría de la conspiración, claro... [Una teoría que simplemente es que le echasen por sus ideas políticas, contrarias a intereses políticos o empresariales]. Pero tendrán que aceptar los de estas teorías la simple posibilidad de que le hayan cambiado o hayan cancelado el espacio por muchas otras razones. 

Quizá simplemente no gustaba esa tensión que creaba en antena, o lo que decía les parecía más la suelta de su paquete ideológico más que una reflexión o una conversación, o quizá les parecía que hacía publicidad de su canal de comunicación de gratis, o que se metía con otros espacios o periodistas de la propia cadena, o quizá les parecía que daba por hecho demasiadas cosas que quizá al oyente se le escaparan (cosas personales y tal, como si el oyente tuviera que estar al corriente de todas las movidas de Twitter), o qué sé yo. Esto son cosas que yo me imagino y que simplemente no sé. Tampoco sé si ha sido decisión de Aimar, de la cadena o de ambos. No sé nada. Pero la gente tiene todo muy claro. 

Ojo a quien fiche a un determinado colaborador estrella... Como ha ocurrido con Pablo Iglesias (porque Margallo no ha dicho ni mu ni hay gente clamando por la desaparición de Margallo en la SER como objeto de callar a alguien) hay colaboradores que una vez fichados parece que hay que mantenerlos siempre, a fuego, porque quitarlos siempre es producto de una mano negra. Los pone Dios, sin que nadie se entere, pero por lo visto los quita el Diablo, con gran repercusión.