viernes, 25 de diciembre de 2009

noche navideña deportiva

Cuando es Navidad es época, en general, de servicios mínimos y de refritos. Ya sea en radio o en tele. Por un lado es un coñazo, y por otro está bien recordar o hacer repaso de lo que ha pasado en todo un año. Y el refrito que más me gustó el año pasado es el del Larguero, por los casi (entonces) 25 años de programa.

Hace justo un año, José Ramón de la Morena tuvo a bien grabarse un programita de refrito con lo que ocurrió en el larguero a lo largo de muchos años. Y sabemos que en el larguero cabe casi de todo lo relacionado con el deporte. Este es el radiochip deportivo del recuerdo (bastante de lujo) de la última media hora de aquel programa.

Una de las cosas que más me acuerdo, quizá porque lo estaba oyendo yo en ese momento, es cuando hicieron un especial sobre Fernando Alonso... cuando en directo, delante de toda España, conoció a Raquel del Rosario, la del Sueño de Morfeo.

En 2005 Fernando Alonso le dijo a José Ramón (por lo que tengo oído) que como iba a invitar a alguien para hacer la parte musical del programa, pues que invitara a este grupo, que le gustaban tanto las canciones como la cantante. Y ahí delante de toda España se la presentó. Lo que pasó años más tarde todos lo sabemos. Pero lo curioso es que todos fuimos testigos de la presentación. De ahí la foto.

También, en este refrito, se hace "una conexión con Jesús Gil". Jesús Gil era muy divertido. Vale, quizá la conducta siempre se le afeó mucho (increíblemente) menos de lo que era necesario. Pero es que quizá el espectáculo que daba entretenía a tanta gente que era imposible pensar en "su parte mala" y directamente nos entregábamos todos al espectáculo nocturno. Gil ha sido enemigo y amigo íntimo de los del Larguero a partes iguales. Noches memorables. Lo que me he llegado a divertir yo...

Y además de la entrevista a Pau Gasol, se recuerda aquel partido de España contra Malta, con Poli Rincón, Lobo Carrasco, Camacho... Y finalmente, el broche de Juanma Trueba que cierra el programa.

A veces los refritos molan. Pero que no se aconstumbren demasiado.

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