«creía que la intolerancia era más bien monopolio de la derecha»

Ya sabéis que me gusta mucho el «A Vivir...» y por eso siempre me salen cosas que comentar del programa. Una de las cosas que suelo criticar del programa es que, sobre todo las últimas temporadas, han estado hablando de Franco todo el rato (estoy exagerando, pero ya me entendéis), de la Guerra Civil, de que todo es facha... Pues eso. 

Es un programa que pasa por ser (yo creo) el que más se proclama de izquierdas de toda la SER. No sé si tan claramente... Pero ya me diréis si algún trozo del programa no es claramente de izquierdas. ¿Algún colaborador votaría a la derecha de Podemos? Pues sí, alguno que vote al PSOE por tradición. Pero poco más. 

El domingo pasado se quejaron de ser víctimas de una especie de injusticia: Resulta que Millás (fan declarado de Fernando Simón desde el día 1) y Pino vinieron a criticar mínimamente que no les parecía del todo correcto (por lo que fuera) que éste se fuera al programa de Jesús Calleja. ¿Qué ocurrió? Pues que mogollón de tuiteros se les echaron encima. Que si Millás tachado, que si cómo se atrevían a criticar a Simón, que si no se puede coger vacaciones... Cosas muy locas que incluso no dijeron. Lo podréis escuchar en este radiochip de la inyustisia, en donde Pino estuvo comentando algunos de estos tuits: 

Y vino a decir Pino que él creía que la intolerancia era más bien monopolio de la derecha, que si la izquierda era siempre más crítica con los suyos, que si eran como más exigentes, tuvo que repetir en más de una ocasión que eran de izquierdas y mucho de izquierdas como justificándose ante el personal... No sé. Quizá pensó que era necesario. 

Pensé que Pino estaba cayendo en un razonamiento que, por sí mismo, es defectuoso. Quiero decir... la ideología de izquierdas y la de derechas difieren, claro está, en un montón de cosas: modelo económico, conservadurismo o no, defensa de lo público o preferencia por los sistemas privados... No sé. Mil cosas. Pero Pino cae en esto que suelen hacer los partidos mucho: querer asignar una característica negativa a todo un colectivo (al otro, concretamente). Un ejemplo: que los de derechas son intolerantes. ¿Qué tiene que ver con lo privado, el conservadurismo, el libre mercado...? Nada. Pero al final se transforman ideas políticas en un juego de atribuciones de características: Si te gusta la idea de España unida, de derechas, y si no, de izquierdas. Sí, así, muy simple. ¿Por qué? Por mil motivos que nada tienen que ver con la política en sí, sino con sus circunstancias culturales españolas. Los que vivieron el comunismo en según qué países igual piensan que eso de la tolerancia y la izquierda... no les termina de cuadrar del todo. A ver si va a tener que ver con el tipo de régimen (autoritario, dictatorial, el mantenimiento de un determinado grupo poderoso a costa de todo) y no tanto con la ideología.

Pino estaba contrariado... No sé muy bien por cuál de las dos razones que se me ocurren: Si de verdad se sorprende de que en la izquierda haya gente que no sea tolerante, crítica con los suyos, etc. (cosa que dudo) o si estaba contrariado porque habían creado a un santo que para mucha gente es más prioritaria que ellos: Fernando Simón por encima de Millás y Pino. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ser que la izquierda haya creado a un santo referencial por encima de ellos? Pues así es, y el propio Millás lo explicaba así. Adhesiones inquebrantables.

Pongo un ejemplo: Cuando empezó todo esto, yo me preguntaba quiénes eran los famosos expertos que no tenían nombre ni apellidos y que eran como un fantasma (que luego se vio que existían poco). Decir esto o preguntar si se ha gestionado bien todo esto , incluso criticar algunas decisiones te convertían en ese mismo instante en el plano del trifachismo irredento, ya que si simplemente te hacías alguna pregunta incómoda, esto encasillaba directamente en Vox, o qué se yo. 

Mientras esto sucedía, mientras todo este encasillamiento ocurría, los medios no se han empleado muy a fondo que digamos en separar gestión de una pandemia e ideas políticas. ¿Que creas que esto se estaba gestionando mal o tarde hace automáticamente que estés en contra de la educación pública, el reparto de la riqueza de tal o cual manera o fan de Franco? Pues por lo visto, sí. Nos lo explicaron los Garcés.

Millás y Pino se han topado con una parte de su audiencia especial. Pero me sorprende que verdaderamente crean (o nos hagan ver que realmente crean) en que las ideologías consisten en buenos y malos, intocables y repudiables. Han creado un santo más grande que ellos, y ahora se sienten heridos injustamente. Y claro que es injusto. Por supuesto que lo es. Igual desde ahora empiezan a plantearse si cuando la gente critica a Sánchez o a Iglesias no es porque sean franquistas. Es que a veces pienso que están tan en su burbuja que de esto no se dan cuenta. Así que me alegro en parte de que hayan tenido un baño de realidad. Si todo se resume en bondadosos (de izquierdas) y malvados (de derechas), no cabe debate ideológico posible. 

Es muy divertido que para hablar de todo esto, al final, la chica que entró entrevistada en antena estuviera criticando lo de la radicalización de cuadros, radicalización mediática, la polarización, Vox... Y de repente dijera que una cosa que encendía a la gente era escuchar a Marhuenda decir burradas en «La Sexta Noche». ¡¡Eso sí que destilaba cero polarización!! Todo lo que dice Marhuenda son burradas pues. Así que, después de la reacción ante todo esto, ya pueden quejarse todo lo que quieran... Porque se están quejando de un monstruo que ellos mismos crean. A Pino le hizo gracia... Cosas que pasan. 

Se riza el rizo: se quejan de la polarización y ponen siempre de ejemplo a los del otro polo. ¡¡Que no os quejáis de la polarización!! ¡¡Que os quejáis de que se pueble el otro polo!! Porque ellos están claramente en uno. Y lo han dejado claro, por si no les quedaba bien explícito a los tuiteros. Lo que pasa es que no entienden que siempre haya gente que, para sentirse más en ese polo, consideren al resto en el polo contrario.

Y, como decía el otro día, esto no es polarización: esto se llama tribalismo. [¿O sectarismo?] Las ideas políticas realmente son secundarias. Son de un club, y a tope con el club. Se elige un icono, y todo lo que esté al lado del icono, es bien. Su némesis, todo mal. Si el PP le ha dado a Simón, Simón pasa a ser la referencia y la encarnación del bien absoluto haga lo que haga. Si Podemos le da caña a Casado, todos los del PP al lado de casado. Y mira, el polo de la izquierda no es ni Pino ni Millás... Simón está por encima. Trump decía, y con razón, que si fuera disparando por ahí le seguirían votando. Pues hay gente que seguiría votando a Abascal y Casado si fueran con la pistola disparando. Y a Sánchez y a Iglesias también, por supuesto. No tengo duda alguna. 

Para quejarse de la polarización convendría empezar por no estar polarizando. Para quejarse de que criticar no implica que seas un esquirol, convendría empezar por no considerar esquiroles a todos los que critican. Para empezar a calmar las aguas, convendría separar toda ideología de cualidades que nada tienen que ver con ellas. No se puede estar a Dios rogando y con el mazo dando.