tíñete si te apetece

La radio tiene un problema gordo que se cura con cada EGM.

El acto de escuchar la radio es un acto íntimo y silencioso. El acto de escuchar la radio (la de toda la vida, en FM) no tiene repercusión ninguna: Nadie se entera. Es de lo poco que se escurre de las manos de Google, aparatos medidores de audiencia... El acto de escuchar la radio de toda la vida y la protección de datos se dan la mano y son felices. Escuchar la radio no deja huella de ningún tipo. 

Claro... A los que curran en la radio les encanta saber que les escuchan, que tienen repercusión... Y a los anunciantes, les encanta saber que los sitios en los que meten pasta tienen también mucha audiencia. Los jefes, contentos. 

La única manera de saber cuántos oyentes tiene un programa es el EGM. Pero durante años y años, los de la radio se han medido los penes en seguidores de Facebook, TTs, seguidores en Twitter, Instagram... Se ponen muy pesados con que la gente oiga por internet y cosas así porque así tienen la prueba fehaciente de que alguien les escucha y de que son muy famosos, de que además su producto tiene repercusión y que además está genial meter ahí pasta. 

Claro... Lo del EGM sale 3 veces al año y es algo tan silencioso, íntimo, personal y discreto que termina siendo secundario. 

A estas alturas tú te estás preguntando: ¿Por qué esta entrada se llama «Tíñete si te apetece»? Bueno, esperad, que sigo... 

Durante muchos años, los programas de radio (sobre todo los jóvenes y tal) creo que han estado más pendientes de los números de seguidores y de la repercusión en redes que de tener oyentes en la radio. Parece como que no se terminan de creer que exista alguien que no esté interaccionando con ellos. 

Los medios serios, las radios serias, ya hace tiempo que están dejando de lado la figura del locutor-chateador de Facebook (menos mal), la figura del buscador de TTs, han visto que eso de los bot existe, que se compra seguidores... Poco a poco en ese sentido están cayéndose del guindo. Ahora están en el guindo de meter pasta a lo loco en pódcast y tal... Y en algunas cosas más. 

Por ejemplo, el otro día hablé del programa de Frank Blanco en Radio Marca. Sí, un programa que hacen en Youtube, con pasta, colaboraciones, conexiones, plató (aunque sea cutre), edición de vídeo que eso le costará tiempo a alguien, con su locución de televisión, su sonido televisivo... Y que luego, además, como si fuera algo secundario, se emite en la radio. Visionados de Youtube del primer programa: 2640. Del segundo: 599. Del tercero: 396. Pues oye, no sé... Igual sería más inteligente centrarse en su audiencia de radio. ¡¡Flipados!! 

Luego, por ejemplo, hablé hace poco de la acción de Europa FM por la noche de Halloween. ¿El objetivo era complacer a la audiencia de la radio o... intentar jugar a ser Bartual en redes? Lo segundo. De nuevo, la audiencia de su propia radio era secundaria. 

En febrero hablé de otra flipada interesante... Que, como expertos de nuevo, lo iba a petar; y se trataba de un programa de Europa FM en Instagram Live. ¿Alguien sabe qué pasó con eso? Joder, ¿qué podría fallar? Un programa de gente muy dinámica en una radio dinámica en una plataforma dinámica... ¡Éxito! ¿Cómo no se le había ocurrido a nadie? Pues mira... No sé ni qué pasó con eso. 

Hay veces que uno ya no sabe si la gente de la radio trabaja para la radio o si trabaja para las redes sociales. Los gerifaltes de estas empresas de redes tienen que estar felicísimos de ver que en la radio trabajen tan activamente para ellos. No, no es una simbiosis. Es un trato en el que ganan las redes y pierde la radio. Todo esto sin hablar de que a veces las propias radios parece que trabajan para las webs de sus propias radios. Los oyentes son secundarios... Lo que ellos ven con sus ojos es que se meten en internet y hacen clic. El acto de oír la radio es silencioso. No deja rastro. 

El otro día me escribió un amigo del blog, Joan, que de vez en cuando escucha Flaix FM. Están a tope con el Instagram del programa «Flaix Urban». Están del rollo «si llegamos a 2000 seguidores en Instagram, me tiño el pelo de rosa». ¿Cuál es el objetivo radiofónico de todo esto? No lo sabemos, pero son esas cosas modernamente antiguas que siguen coleando... 

Total, que Joan me contaba que desde mitad de octubre están con el tema. La imagen que me pasó es de mitad del mes pasado: 1412 seguidores. Que sí, que son pocos. 

Pero oye, estaban a tope con el tema. De hecho, esto lo comentaban en antena, en este radiochip de la tinción twitera: 

El chaval, Miquel González, estaba en plan que si se llegaba a los 2000 seguidores, Xenia Casado le teñiría los pelotes. Pasa el tiempo, pasa el teimpo... Y una semana más tarde, siguen con la insistencia, a ver si alguien del «Flaix Matí» picaba... Aunque... Otro radiochip de la tincióin twitera: 

Decían que estaban en 1451 una semana después. Y ayer mismo estaban en 1712 seguidores. No sé cómo de radiofónico es que se tiña el pelo de rojo, la verdad, ni sé tampoco si a los oyentes de los programas de Flaix FM les interesa demasiado que se tiñe o se deje de teñir el pelo quien sea. 

Yo creo que los oyentes quieren, básicamente, entretenerse escuchando el programa, reírse, escuchar historias divertidas y locas, de estas de comentar con los amigos al día siguiente y tal... Pero eso de que se pinten o se dejen de pintar los pelotes, como que es muy de 2011. Además, da la sensación horrible de que no tienen oyentes... Me los imagino diciendo: «Llevamos un mes con lo del Instagram del programa... ¿Qué coño les cuesta seguirnos en Instagram?» Porque claro, lo que ven con sus ojos son los seguidores. Los oyentes... no se manifiestan mientras escuchan. Se limitan a escuchar. No existen audímetro de radio. 

Y lo más importante... ¿Qué aportan estas cosas a lo que es la gente que está escuchando? Nada absolutamente. Yo creo que ya es hora de ir dejando este tipo de chorradas que han contaminado un poquito la radio y empezar a centrarse en la radio completamente. No lo digo por teñirse o no... Lo digo por todos estos programas que venden modernidad a jefes y anunciantes que, como viven en no sé qué realidad paralela, se piensan que todo lo que ellos no controlan es negocio. 

Hagan radio, señores. Cúrrense los contenidos ustedes. Nosotros seguiremos, calladamente, escuchando... o no. Pero no me pidan manifestarme ni ponerme en contacto con nadie. Tíñanse si quieren. A ver si llegan, se tiñen y hacen un EGM cojonudo.