No sé si fue Soto Ivars o Pérez-Reverte el que dijo hace poco tiempo que, desde hace tiempo, a quien se aplaude es al que lleva la antorcha. Es como si estuviéramos continuamente en una caza de brujas unido a una competición por quién es más popular. Estamos en una especie de «Gran Hermano» de la nueva moral en el que se te nomina en cuanto no estás atento.
Mirad que dedicar espacio al fútbol femenino es una cosa complicada, porque tiene poco predicamento y quien apuesta por eso se arriesga a perder audiencia. Bueno, lo dice García y yo creo que tiene razón. Queda muy bien hablar de fútbol femenino, pero a la hora de la verdad... ya se sabe.
Tiene que saber fatal arriesgarse a tocar temas minoritarios o que tienen un público reducido, arriesgarse a aburrir a la audiencia, tener el convencimiento de que estás tocando un tema con poco predicamento; el hacerlo porque estás en una cadena que está a tope con el tema (muchos nos quejamos de que demasiado a tope y que llegan a ser cansinos a más no poder) y que encima de que haces esa concesión en horas bajas de audiencia, van y encima te pegan un estacazo esas personas a las que precisamente tú piensas que estás complaciendo.
Pero es que en el juego de la antorcha, todo vale. Llevo tiempo convencido de que muchas supuestas causas en realidad esconden unas oposiciones por llevar banderas o, más actual, portar antorchas. Así que ni corta ni perezosa, Carolina Iglesias puso el tuit que veis. Obviamente, desde los deportes de la SER le respondieron; no sólo Sonia Lus, pero pongo aquí su respuesta como ejemplo.
¡Por cierto! El radiochip balondorado es el que podéis escuchar a continuación:
Después, a esas respuestas, incluso había gente que le daba la razón a Carolina Iglesias (de «Estirando el Chicle», premiada hace nada
con un Ondas), diciendo poco menos que Carrusel Deportivo era en sí mismo un alegato contra la igualdad. No sé. Cosas muy locas. Encima de que se ocupan de este tipo de contenidos, les caen palos desde la gente que teóricamente estarían en la misma sintonía. Digo en teoría, porque como digo, el portar la antorcha creo que está por encima de la causa, que en muchísimos casos me parece una cosa completamente secundaria. Llevar la antorcha es lo que ilumina la cara.
Esto es como cuando en «OT», en la penúltima edición, todo eran mensajes del mismo tipo y la música quedó en un segundo plano: una espiral que nadie paraba en la que nadie era capaz de parar los pies a nadie hasta llegar al sinsentido. Por cierto, que después de las galas estaba Carolina Iglesias llevando los mensajes de las redes... No sé si es que he hecho ahí la conexión en mi cabeza.
La cuestión es que me parece que da un poco igual los temas que se toquen en la radio y cómo se toquen. Las redes y la permeabilidad a éstas, unido a esta necesidad permanente de denunciar cosas (esta vez con el tema del feminismo, pero podría ser cualquier otro) hace que sea complicado incluso hacer las cosas bien (al menos, normal, sin ningún tipo de cosas raras) tal y como se emitieron.
Como decía el otro día, parece que es necesario estar por encima de las propias empresas que les pagan, porque lo realmente importante es la imagen personal del portador. Pero bueno... me da también la sensación de que se está recogiendo lo que se ha estado sembrando, y que ahora le ha tocado a los deportes de la SER. Mañana será a otros.
Claro que se aplaude al que lleva la antorcha, como que los dos citados al principio también suelen tener la antorcha en vela.
ResponderEliminar¿Qué significa: "tener la antorcha en vela"?
EliminarMe parece que Carolina ha borrado el tuit. O yo no lo he sabido encontrar.
ResponderEliminarSí, lo ha retirado. No sé si porque se dio cuenta de la cagada o porque se lo sugirieron desde la propia empresa, o a saber por qué razón... Pero lo terminó quitando.
EliminarUy este párrafo “y que encima de que haces esa concesión en horas bajas de audiencia, van y encima te pegan un estacazo esas personas a las que precisamente tú piensas que estás complaciendo” justo unos días antes del EGM… lagarto lagarto
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