Nos vamos a una emisión del «Hoy por Hoy» de hace 20 años. Bueno, de 1999. Sí, uno de esos días que se hace el programa desde el Congreso de los Diputados. Allí estaba Iñaki haciendo el programa y de repente se encontraron con un señor que se sabía la Constitución. Hasta aquí, llamativo, pero bien.
Cuando digo que se la sabía, digo que se la sabía de carrerilla. De memoria. Pero de memoria, de verdad. Vais a flipar fuerte cuando escuchéis a este señor recitar artículos de la Constitución. Lo recitaba a una velocidad tremenda. Una burrada.
Iñaki flipaba. Le preguntó que si se le aprendió de tanto leerla, si se la aprendió por gusto... 3 años dijo que le costó aprendérsela. El hombre, muy acelerado, estaba encantado con mostrarle a Iñaki y a toda España a través de la radio su conocimiento total del tema.
Pero... Es que lo mejor no es esto.
Son solo 3 minutos y medio de radiochip, y a pesar de que todo esto es flipante de morir, lo mejor, sin duda lo mejor, es el final. Cuando el hombre está embalado y le pide a Iñaki una prueba de habilidad (lo típico de decir un número y recitarlo a toda velocidad), éste se lo quita de en medio con un corte muy educado que cuando lo he vuelto a escuchar, me he quedado sorprendido, me he quedado cortadísimo, y a la vez me ha dado la risa... y me ha dado hasta cosica.
Atención a este radiochip de la Constitución:
Supongo que ahora entendéis lo que explicaba de la sensación que me había recorrido el cuerpo. Creo que si grabé esto es porque ya intuía yo desde el inicio que algo así iba a ocurrir... Por eso no está todo desde el inicio. Yo creo que fue el rato que me costó ver que ahí iba a pasar algo digno de guardar.
Hay dos caminos para que seas inimitable: o ser completamente irrelevante, como hay casos, o tener tanto talento como Iñaki.
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