¿encerrona?

El domingo estaba yo por ahí y no estaba escuchando la radio. A mediodía, cuando miré el móvil, vi que me habían llegado varios tuits y mensajes en un mismo sentido. Se trataba de oyentes que estaban con el «A Vivir...» y que se quejaban de la «encerrona» a la que le habían sometido a un invitado. 

¿Encerrona? Me quedé un poco extrañado. Pero me apunté el tema para el blog. Vi que los mensajes estaban enviados a la vez y al final de la mañana. Tenía que ser en el tramo de Burque. 

Tenéis que pasar de los dos minutos del radiochip de hoy. Mezclan gente a la que le gusta el hígado con si son o no votantes de Vox. Claro, hacen el humorismo... Pero terminan haciendo que el invitado (el cocinero que había ido al estudio) se pronuncie con respecto a sus tendencias políticas. «¿Tú, que?»

Sí, Burque se había metido en un jardín (como dijo Pino) aunque dio un momento de radio entretenido. Hacer estas cosas, efectivamente, da momentos de radio, aunque es un arma de doble filo. Al final resulta que Burque es el que termina tirando de prejuicios (¡como en todo objeto de humor!), pero el que «saca del armario ideológico» al invitado, al que termina casi juzgando por ideología... Y el que queda bien es el invitado simpatizante (o no) de Vox. Quizá por eso me habían enviado mensajes del rollo «cada día me gustan menos estas cosas que hacen en la SER». Tampoco me parece grave, pero sí alegórico de lo que luego comento. 

Radiochip pseudoencerrono: 

Me pareció un momento de radio simpático, y dado que al invitado le dio bastante igual todo... pues genial. Aunque es verdad que se podría haber sentido un poco... no sé. Si vais al minuto 10 veréis que el clima fue cordial... Aunque el invitado se quejó veladamente de ser prejuzgado y encasillado. Y quizá Burque se auto-encasilla cada día más en su papel de humorista político. Obviamente, encerrona hubiera sido si le hubieran invitado sólo por eso. Pero simplemente salió así. ¿Qué ocurre? Que lo que a algunos les sabe pesado es que siempre tiran del mismo tipo de humor político.

Al final Burque es el que queda de ranciete, la verdad. Resulta que el simpático cocinero que va a hablar de casquería es el que queda de hombre normal, y es el humorista progre el que queda como esos curas pesados de las películas antiguas que te preguntan por tus pecados y por todo aquello que no se está acorde a la moral imperante. Que hasta a los cocineros les pregunten por ideologías... 

En realidad, y aunque no tenga demasiado que ver con los mensajes que me llegaron, este momento de radio es un poco alegórico de lo que me sabe regulín de estos últimos años de la SER. Una cosa es que una cadena tienda a izquierda o derechas, y otra cosa es ideologizar absolutamente todo. 

Es un poco pesado (a mi modo de ver) que cualquier tema en muchos programas tenga que ser mirado con un prisma ideológico. Hay que dejar descansar al oyente un poco a veces, porque al final es cierto que en muchos programas (pongo por ejemplo «La Ventana») parece que hasta hay maneras de izquierdas o de derechas de coger la cuchara, o que parece que hay maneras de izquierdas o de derechas de atarse las zapatillas. Y no. Es una pesadez.