sábado, 22 de enero de 2022

buenas noches, paparrita

Nos vamos al inicio de la década de los 80. Mirad que he tratado en muchas ocasiones el tema del fenómeno fan, pero es que es ponerte a buscar en aquellos años y te encuentras joyas increíbles. Y me he encontrado con un programa de RCE llamando simplemente «Fans». 

Si algo define a un seguidor acérrimo cuando uno es joven es que da mucho el coñazo. Sólo hay que ver cuando se hace «OT»... Tú pones a cualquiera cantando en el programa con cierto éxito y automáticamente se convierte en una fábrica de dinero porque hay mogollón de chavalería dispuesta a volverse loca comprando cualquier cosa relacionada, yendo a los conciertos o... lo que sea. Por un lado es muy bonito y por otro es muy coñazo. 

Es precisamente esto de ser coñazo lo que definía al programa «Fans». Los oyentes eran llamados paparritas, que en español se traduciría por garrapatas. Sí, garrapatas, sí. O sea, que Mateo Fortuny, el que hacía el programa «Fans» llamaba a sus oyentes «garrapatillas». ¿No os parece genial? A mí me parece genial. Define y es a la vez cariñoso. 

La gente llamaba a la radio y escribía cartas. Diréis lo que queráis, pero un tuit es una mierda: es gratis, no te acuerdas de que lo has mandado, los del programa sólo lo leen si no tienen otro contenido mejor... Mientras que las cartas en los 80 costaba escribirlas, había que mandarlas, estaba la magia de que lo leyeran (porque no podían favear para mostrar acuse de recibo), podían leerlo en antena porque normalmente contaban algo complejo que necesitaba más de 280 caracteres... Era otra cosa. Y si se hablaba por la radio se tenía la seguridad de que toda tu clase se iba a enterar al día siguiente. Y además, si intervenían en antena hablaban con toda una estrella, no con un locutor desconocido que nadie conoce. 

Vamos a escuchar una hora del programa «Fans» de Mateo Fortuny en RCE... Y sí, flipad porque decían la calle de los que escribían y todo eso. Radiochip fanático: 



Qué velocidad, qué espontaneidad, qué sonido a radio local, qué rollo de emisora de barrio, qué molón... Qué genial eso de abusar de la reverberación... Y qué fatal queda escuchado ahora. Ahora no hay nadie que tenga huevos a poner su voz con ese efecto. Suena a los años 80.

A veces me imagino al último locutor que usara este efecto para hablar al micrófono. Es como cuando la gente está aplaudiendo en un espectáculo y que se queda al final solo. Es como: «Ya, ¿no?» ¿Quién habrá sido el último locutor de los 90 en usarlo? La cuestión es que como esto es de los años 80, estamos en pleno apogeo de experimentación y reverberación. Tanta reverberación que parece eco. No se puede anunciar Vespino con voz normal. Es más... voy a sacar alguna de las publicidades para algún otro radiochip porque me parece genial todo. ¡Vaya descubrimiento!

Y que hablasen de repente de fracaso escolar, que Fortuny estuviera a por uvas... Que de repente cambiara el tono del programa... Y que volviera a la publicidad que mola más que el propio tema del programa. Y qué genial las traducciones al inglés... Borrow con o de Oviedo y uve doble de Wendeslao. ¿Y qué me decís de until? Con ele de Lérida. Todo loquísimo. Referirse a Miguel Bosé como «Miguelito Bosé»...

Es de los radiochips que mola escuchar cuando se va en trayecto con amigos. Os lo recomiendo así. No os vais a aburrir durante una hora. 

4 comentarios:

  1. Las radios latinas de nombres pomposos, siguen usando el reverb para anuncios o para identificar la emisora.

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  2. Foruny regalaba camisetas a la gente que llamaba al programa, toda ella muy joven. Antes de despedir la llamada preguntaba por la talla de la camiseta y, ¡atención! si eran chicas preguntaba: "¿Cómo andas de globos?".

    También recuerdo que los jueves hablaba con Uribarri, que adelantaba los invitados del Aplauso televisivo de ese sábado.

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