50 años de «Hora 25»

El 31 de enero de 1972 se estrenó un programa «de cuestiones actuales» que se ha colado en la programación de todas las radios. Toda cadena grande de radio convencional y generalista tiene su «Hora 25» particular, o algo parecido. 

Sin embargo, el «Hora 25» no ha sido siempre de la misma manera: ha ido evolucionando y cambiando según las circunstancias de todo tipo: de política, de capacidad informativa, de esquema radiofónico... Y de políticas de cadena. 

Primero, para los que quieran comerse una hora de radio sobre el tema, el radiochip 25 de hoy, que es una hora que hizo Sonia Ballesteros en «Radio Paradiso» el verano pasado hablando de los 50 años del programa. Y así, si lo escucháis, entendéis más los comentarios...

Es difícil hacer una hora sobre «Hora 25» y que al oyente que pasa por el blog le parezca novedoso... Son 50 años, siempre se suelen usar los mismos tópicos y los mismos cortes, dado que antiguamente lo de guardar los archivos sonoros era caro y tampoco le daban mucho valor. 

Sin embargo, en esta hora de programa sí hubo cosas que yo no sabía o que no han contado tantas veces, y las que más me llamaron la atención tenían que ver con la parte humana, sobre todo de Carlos Llamas, que para muchos de los que estáis leyendo (y por supuesto, para mí) es la gran referencia y el gran icono del programa. 

Es divertido escuchar a Pedro Blanco y Javier del Pino comentar con asombro la misma cosa: Que cuando Carlos Llamas se ponía a escribir el programa, ya se podía caer el mundo, que él estaba a lo que estaba. Que de multitarea, nada de nada. A lo suyo. 

Aunque se ha comentado muchas veces (sobre todo en el blog lo he apuntado); los jefes de la SER, en la época de apogeo de Antena 3 Radio, estaban obsesionados con un gran error: no hacer tertulias. Javier del Pino explicaba (por fin de manera explícita) cómo fue aquello de que los jefes se desdijeran y tuvieran que poner en marcha una tertulia, y, mucho más interesante incluso, cómo explica que las tertulias luego continuaban en el bar. 

Aquí hago un inciso... Quiero marcarlo, porque creo que es lo importante de la entrada de hoy: Contaba Pino que luego, siendo él un veinteañero o treintañero, después del programa iba al bar con los de la tertulia y que bebían un montón. Lo importante no es lo de que bebían como esponjas, sino que eran siempre los mismos contertulios, que se conocían, que cada uno tenía un papel... Había un panel fijo de personas que estaban en la tertulia. Decía Pino con cierto clasismo ideológico, que no conocían a nadie de derechas, pero que Carlos Mendo se acopló perfectamente y que tenía su papel fundamental en la tertulia. 

Si algo ha cambiado en aquellas tertulias de la época de Carlos Llamas a las tertulias actuales es que son una especie de ruleta en el que un montón de gente va coincidiendo o no, en donde (sobre todo tras la pandemia) cada uno está en su casa (hace tiempo cada uno en su emisora) y que me da la sensación de que los oyentes no pueden entender todo lo que dicen porque precisamente no conocen a fondo a los contertulios, que van, vienen, y es imposible que establezcan entre sí confianza para saber cuándo cortarse o cuándo no y adelantarse a sus argumentos, como una partida de ajedrez. Al no conocerse tanto, tampoco les importará si hacen ataques ad hominem tampoco. 

Así que sirva esta entrada para hablar de que para que una tertulia sea recordada 25 años después y no sea una de tantas, para que una tertulia sea «la de Mendo, Aguilar, Sánchez y Carnicero», tienen que tener un mismo panel, no una ruleta de gente que muchas veces ni se ponen cara. 

Más bar. 

En la última parte del programa hablaban de la pandemia, de lo raro y difícil que era hacer el programa desde casa... Bueno... Un poco como todos los programas. La cuestión es que, con la tontería, la segunda persona que más años ha estado al frente de «Hora 25» ha sido Àngels Barceló, y que Pepa ha sido una época de transición, además aderezado de esas circunstancias especiales. Ahora es la época de Aimar Bretos. No sé hasta qué punto el director de un programa de la SER tiene poder para hacer o deshacer dentro de un programa (dado que antiguamente los directores de los programas mandaban más que ahora), pero dentro de unos años veremos qué cosas cambiaron con Aimar. Como decían en «Hormigas Blancas», ésta es una historia que ha de reposar para ser contada. 

Y sí, he cogido la imagen del 40 aniversario de «Hora 25» y simplemente he añadido a Pepa y Aimar. Vemos que han ido mejorando en estos años la cantidad de imágenes disponibles en internet en las que sale la gente favorecida.