tratar bien al oyente

Demasiado algodón de azúcar en mogollón de programas de radio. Mucho hacer la pelota al oyente, mucho decir y repetir mil veces que están ahí por sus oyentes maravillosos... Mucho repetir mil veces que los programas «los hacen los oyentes», que les dan las gracias por entrar, que les falta ponerse de rodillas falsamente diciendo que les dan las gracias por vivir... Y todo así. 

Un buen rollo que... a ver... que sí, pero que no. 

No sé si es que soy de piedra, pero me suele dar mucho igual (incluso me llega a repeler) esos ataques de amor de los conductores de los programas a los oyentes. Además, es que estoy seguro de que si conocieran a la mitad de su audiencia les caerían de pena. ¿O todo el mundo nos cae bien? Pues no. Seamos realistas. 

Y esto contrasta muchísimo con el radiochip de hoy. El radiochip de hoy, cuando lo escuché, os lo juro, no paré de reír. Es de Pumares. ¿¿Qué tal trataba a los oyentes?? De puta pena. Les colgaba, les decía de todo... ¡Buah, chaval! 

Encontré estos 5 minutos de «Polvo de Estrellas» de Antena 3 Radio que son oro puro. Es del inicio del programa: Pumares dice que no llamen aún al programa, que ya dirá él cuándo llamar. Pasada la música del principio (que está quitada) empieza a decir que por qué llamaba la gente, que si ha dicho que no llamaran, que para qué llamaban... Vamos, que toda esa gente que llamó cuando no era, que no les iban a llamar en la vida. No sólo eso: Empezó el chorreo a esa audiencia. Empezó a decir que la mitad de su audiencia eran, traduciendo al idioma actual, frikis universitarios que pagaban sus frustraciones con los catedráticos llamando a Pumares. Bueno, un chorreo... El radiochip del chorreo es el siguiente:

Igualico que Mara Torres, vaya. Sí, digamos que es otro estilo. 

Es que no podía parar de reír... Grandioso. Luego pensé si alguna cadena de radio podría hacer algo así hoy en día. ¿Podrían tener a alguien que no dijera a su audiencia que la ama todo el rato? ¡Por Dios, no! Y luego pensé si alguna radio jugaría la baza de hacer algo como lo de Pumares... Y he pensado que hacer eso quedaría falso. Porque Pumares, ante todo, sería más o menos performático, pero era auténtico. No era un producto de diseño. 

Es buenísimo cuando critica algunas llamadas, diciendo que son un coñazo, o cuando dice que tal oyente se lo tenía que haber pensado antes de llamar, o poco menos que justificar que no tienen que oír el programa todos los días. Y que los oyentes no fueran egoístas. Me partía. Y genial cuando decía que después de tantos años, ya era capaz de ver por dónde iban, y que si les cortaba de cuajo, pues oye... Bien colgados estaban. 

¿Quiero que me traten bien como oyente? No. Sólo quiero que me entretengan. Qué pena no haber podido vivir aquellos años como oyente.