¿dialogar o no?

Lo sucedido el otro día en la SER ha sido, yo creo, lo que ha protagonizado este fin de semana. El hecho de que Iglesias se levantara del debate cambiaba el debate. El hecho de que Gabilondo y Mónica García quisieran abandonarlo después, cambiaba el panorama. De hecho, no hay debate en LaSexta con los candidatos a la Comunidad de Madrid.

El hecho de que no se quieran sentar con Vox cambia desde ahora los debates... Si se producen. Obligan a las cadenas de televisión y radio a replantear todo. ¿Prefieren no hacer los debates, porque no está bien silenciar a un partido, o prefieren invitar a Vox pero que no pueda celebrarse en realidad porque no les van a ir los otros partidos? 

Y esto implica que todos replanteemos algunas convicciones, las reforcemos o las cambiemos. Nosotros... y las radios también. 

Como todos sabéis, yo de siempre he sido muy oyente de la SER. Estoy seguro de que, de alguna manera, elegí yo escuchar la SER quizá porque iba más con mi pensamiento, igual que estoy seguro de que aquello que se ha dicho en la propia SER ha modificado, condicionado y replanteado mis convicciones, mis ideas y mis opiniones. 

Yo era un tierno oyente de la SER cuando murió Lluch. Yo estaba oyendo la radio en directo aquella tarde en la que Gemma empezó el programa llorando. Sí, soy de los que incluso se emocionaron escuchando ese inicio. Y, como todos, vimos en televisión aquella manifestación de Barcelona llenísima de gente, y aquellas palabras de Gemma Nierga en las que dijo, textualmente: 

«Estoy convencida de que Ernest, hasta con la persona que lo mató, habría intentado dialogar; ustedes que pueden, dialoguen, por favor». 

Aquellas palabras me hicieron pensar. Por un lado, Gemma decía que Lluch era tan demócrata, tan bueno y tan dialogante, que habría dialogado incluso con su propio asesino. Me pareció una asunción alucinante. Me miré yo mismo a mi propio espejo y me pregunté si yo en su lugar haría lo mismo y, sinceramente, pensé que desde luego yo no era tan buena persona como Lluch, ni tan dialogante, ni tan nada. Es que poneos en esa situación...

Pensé que quizá yo no era tan buena persona, y que, efectivamente, Lluch era una persona completamente admirable. Quizá yo no era tan dialogante ni tan benévolo. Pero... Yo no era político. Así que podía permitirme a mí mismo no ser tan buena persona, quizá. 

Aquellas palabras, al menos hasta hace 4 días, como quien dice, aún se recordaban en la SER. En «La Ventana», con Francino, y acompañado entre otros de Gemma Nierga, recordaron aquella entrada de programa, recordaron todo aquello... Me he ido a la descripción que escribieron ellos mismos sobre este fragmento de programa, que es el radiochip dialogante, de noviembre de 2020: 

«El próximo sábado se cumplirán 20 años del asesinato de Ernest Lluch por parte de ETA. Son muchos años, sí, pero los que lo vivimos podemos recordarlo como si fuera ayer. La incredulidad, la indignación, la rabia que nos atenazaba durante aquellos días. El impacto hizo explotar nuestro hartazgo. Si el asesinato de Miguel Ángel Blanco acabó con el silencio, el de Ernest Lluch supuso la constatación de que nos urgía terminar con aquello, que ya no podíamos más, que necesitábamos, de una vez por todas, vivir en paz.

Aún faltaba un tiempo para poder hacerlo. Pero qué importante es recordar ahora la figura de Lluch, su apuesta por el diálogo, por tender puentes, por estar dispuesto a algo que hoy parece tan revolucionario como escuchar al otro, al que no piensa como nosotros.

Ayer TV3 estrenó el documental 'Ernest Lluch, libre y atrevido'».

Nunca tuve claro que yo hubiera sido así de dialogante, ni tengo claro, desde luego, que se pueda dialogar con todo el mundo. Sin embargo, desde crío escuché esto. Siempre me eduqué políticamente con mi radio... Igual que muchos de vosotros. Y yo creí que esto iba así: Que tenías que dialogar con todos, por mucho que a mí me pudiera parecer una marcianada en ocasiones. De hecho, Àngels, en la radio, repetía una y otra vez que, como demócrata, tenía que escuchar todas las opiniones, incluida la de Vox. Me pareció completamente coherente con todo lo que siempre se me había enseñado desde esa misma cadena. 

De repente, parece que las cosas han cambiado. No lo digo por la SER, que todavía no se ha tenido que poner en la tesitura de volver a hacer un debate electoral: Lo digo por todas las personas que durante años y años y años han estado muy de acuerdo con todo eso que se decía en la propia SER y que ahora apuntan a la SER y a Àngels como apuntaladores del fascismo y cosas del estilo; los que dicen que desde la SER se da alas a ciertas ideas y de los propios oyentes de la SER que estaban a tope hace 4 días con lo de dialogar con tu propio asesino, pero ahora creen que «al fascismo no se le discute» y que, obviamente, consideran que la SER hizo todo mal. «Lluch estaba dispuesto a hacer algo tan revolucionario como escuchar al otro, al que no piensa como nosotros». Igual vuelve a ser revolucionario. ¿Con quién se puede dialogar y con quién no? ¿Dónde ponen los límites los políticos, las radios... y los propios oyentes? ¿Dónde se pone el umbral de lo aceptable? ¿Depende del momento hay que normalizar los insultos a los políticos y unos días después hay que censurarlos, dependiendo de la coyuntura o hacia quiénes van dirigidos?  

Y claro... A ver qué hacen ahora el resto de medios de comunicación. ¿Qué harán el resto de las radios? ¿Y qué opináis como oyentes?