elegir contertulios

Muchas ocasiones en el blog he hablado de tertulias de radio, política e incluso contertulios de radio. Muchas veces he señalado cómo los oyentes muchas veces premian las tertulias monocolores. 

Ya sabéis cómo es la típica tertulia exitosa: Imaginad 4 contertulios en la que hay 3 de un lado y 1 contertulio de otro lado que sirve de contrapunto y a la vez de pim pam pum para los oyentes cuando dan su opinión. Y, por supuesto, todas sus variantes. 

Lo cierto es que a pesar de que éste es el esquema tradicional, hay muchas variantes que se le parecen mucho, y desde hace unos cuantos años en muchos medios se han esforzado en hacer tertulias no sé si más plurales, pero sí más ricas. Desde hace algunos años en muchas tertulias hay politólogos, analistas y gente de otros campos cuya opinión no está clasificada previamente por el oyente, y la verdad es que enriquecen mucho más los debates.

Sin embargo, a veces pienso que muchos oyentes necesitan clasificar a ese pepero ultrafascista o a ese rojo podemita quemaiglesias para poder posicionarse ante la escucha de cualquier tertulia, no sea que aquello que diga un contertulio le parezca bien y luego sea pepero engominado, o no sea que aquello que dice aquel otro tenga mucho sentido y resulte que lo dice un podemita perroflauta. Y si la tertulia es de una cadena catalana, lo peor de todo es que las trincheras son aún más evidentes. 

Las composición de las tertulias las deciden... Bueno... A ver... Las composiciones las deciden las circunstancias. Es una mezcla de disponibilidad, oportunidad, elección del director del espacio e imposiciones de la cadena. Hay directores de espacio cuyos colaboradores les vienen impuestos por la cadena o el grupo de comunicación y otros que tienen más mano para poder elegir el elenco de panelistas. Ejemplos hay de todo tipo.

Este fin de semana Lucas, ahora en «La Brújula» (que suena muchísimo mejor que en «Más de Uno», dónde va a parar) estuvo tuiteando con respecto a la incorporación a su tertulia de Cristina Seguí, que para quien no lo sepa es «una que era dirigente de Vox». Leed: 

La incorporación de la que siempre se le ha relacionado con Vox ha hecho que muchos tuiteros le digan a Lucas que le da voz al fascismo. Ha pasado mágicamente de ser ese periodista tan plural de Radio Nacional a altavoz de lo fachas en menos de los que se canta un fichaje. 

Lucas se defiende diciendo que en un programa de radio tiene que haber muchas opiniones y muy distintas. Además, vetar una voz o pedir que se silencie una opinión es cercenar la libertad de expresión. Estos tuiteros, por su parte, opinan que dar voz a ciertas opiniones es legitimar discursos que están fuera de nuestro marco general de conviencia, digamos. De hecho, por ejemplo Herrera dice que jamás entrevistaría a según qué personas porque el simple hecho de darles voz para que se expliquen significa automáticamente legitimar su discurso de alguna manera. 

Supongo que nuestra «ventana de tolerancia opinativa» depende de nuestra posición política. Hay gente a la que le parece intolerable una tertulia en la que hablasen dirigentes de Bildu, y hay gente a la que parece intolerable que nunca esté la izquierda independentista vasca en las tertulias nacionales, porque fijo es que filoetarra. Hay gente a la que le parece intolerable que alguien que haya estado relacionada con Vox hable en una radio importante (ya que es legitimar su discurso), y hay gente que dice que por qué no (sea porque entra dentro del espectro ideológico que es capaz de asumir o porque opine que toda opinión debe ser escuchada). ¿De quién depende la ventana ideológica de un medio o un programa? ¿Quién fija los límites? Por cierto, Lucas defiende que jamás le han impuesto absolutamente nada, y eso incluye el elenco de contertulios. 

Llegamos a la gran paradoja: ¿En aras de la tolerancia hay que dar voz a todo el mundo, o en aras de la tolerancia no hay que dar voz a aquellos que promueven la intolerancia? 

La respuesta es clara: Hay que dar voz a absolutamente todo el mundo que tenga un pensamiento tolerante, respetuoso con todos y democrático. Pero, a la vez, esta respuesta tan sencilla es gris y tramposa: ¿Qué es lo tolerante, respetuoso con todos y democrático? Porque para cada uno es una cosa distinta. Si le preguntas a Valtonyc, el propio Ministro del Interior es un fascista (y eso que está en un gobierno del PSOE). Y siguiendo el razonamiento, nadie le debería dar voz a un fascista, así que... ¿Dejamos de dar voz a Grande-Marlaska? ¿Quién decide qué es lo admisible?

La definición de fascista o no fascista (que ahora se aplica el término con una alegría que para qué) depende del oyente en cada caso, es decir, de su percepción política, que a veces está escorada, muy escorada y en ocasiones en una esquina. Aceptando eso de que la inclusión de gente relacionada con uno u otro partido en una tertulia legitima su discurso de alguna manera: ¿Qué hacemos pues?

El radiochip de hoy es la tertulia del viernes pasado de Lucas, en la que intervinieron Cristina Seguí (que también estuvo ayer), May Mariño y Toni Bolaño. Radiochip voxiano: 

Lo divertido es que se ha relacionado a Lucas con el universo socialista (y más después de hacer las mañanas de RNE cuando gobernaba el PSOE) con lo que es gracioso que le estén dando cera por meter en una tertulia a una señora muy polémica que estuvo en Vox. 

Mi pregunta final es: Según vuestra opinión: ¿Qué tertulia de la radio es la más plural? ¿Qué programa tiene una ventana ideológica más amplia bajo vuestra opinión? ¿Hay alguna que rebase los límites de lo aceptable?