la audiencia de M80 (1)

Pocas veces podemos ver la historia entera de una cadena desde el inicio hasta el fin. Esto podemos hacerlo con M80 Radio. Podemos mirar la historia de una cadena de radio que, como todos sabemos, nació de la unión de dos emisoras que eran casi competencia total, y que fue muy importante en nuestro dial. 

No digo que fuera importante sólo porque fuera importante para mí (que también) sino porque su audiencia era más que apreciable, tanto en número como en tipo de oyente. Los oyentes de M80, en general, eran muy apetecibles para los anunciantes. Un oyente de M80 era un objetivo muy deseado. Tener programas de radio como el de Gomaespuma, que eran básicamente publicidad trufada de programa, tenía que ser una gallina de huevos de oro. 

He hablado en el blog en innumerables ocasiones de M80: de su audiencia, de sus programas... Podéis pasearos por el blog para cotillear cuanto queráis. Ponéis M80 en el buscador del blog y tenéis para pasar un día entretenido viajando por la historia de esta cadena. 

Pero en esta ocasión he querido relacionar la audiencia de M80 con la de sus despertadores. Obviamente, si M80 ha tenido dos despertadores estrella, éstos son los de Gomaespuma y Pablo Motos. La audiencia total de la cadena era tan dependiente de estos despertadores tan potentes que... Miremos el gráfico: 

En realidad, M80 ha tenido 3 épocas importantes, que son las de inicio (Arús, justo al empezar), la de Gomaespuma, que como podéis ver coincidió con un aumento claro de la cadena, y la época de Pablo Motos, que partió de la nada tras irse Gomaespuma a llegar al récord de la cadena a una velocidad increíble. Sí, unos pocos años... Ya sabéis que en la radio las velocidades son geológicas casi. En mitad, como veis, aparece el programa de Jordi Casoliva, que fue un poco de transición. Un día rescataré algún momento de aquel programa. 

La época de Celia Montalbán (y Crudo al inicio), a pesar de conservar el nombre del programa... Se desinfló todo. Después pusieron a Javi Penedo, luego le acompañaron de Miguel Coll (y al final éste en solitario) y aunquie parecía que eso parecía remontar... Pues nada, eligieron a Sergio Mas con un despertador, de nuevo, prefabricado. No chutó y prefirieron reflotar eso con un nombre de la casa con buena fama y oficio: Ponseti. Su programa, «80 y la Madre», era una especie de formato importado que... nada, y lo del retorno de Juan Luis Cano, «¡Arriba España!», era un formato tan moderno y con tantas cámaras que... Bueno, coincidió con el mínimo de la cadena. Y al final, la vuelta de los «turnos enriquecidos» que le encargaron a Jorge Sánchez, que venía de Los 40. 

Entre todo este tiempo hubo de todo: Ganancia de emisoras, pérdidas de emisoras, rumores de cierre, reconversión, la tentativa de dejar a la fórmula sin despertador, poner programas, no poner programas, poner música en español, no poner nada en español, poner algunas novedades, no poner jamás ninguna novedad, el campar anchos por el dial sin tanta competencia, el tener mucha competencia... Buf... Un montón de cosas que han adornado toda esta historia. 

Como esto va muy del recuerdo, el radiochip de hoy es del «¡Arriba España!», ya que un día puso Juan Luis Cano un gag de Gomaespuma en plan recuerdo. Lo más importante no es el gag, sino la explicación anterior. Radiochip del gomarrecuerdo: 

Sí, en realidad lo importante es el principio, porque el gag entero tuvo su radiochip propio. Pero no por el hecho de recordar estos minutos de radio, sino porque años más tarde hicieron su homenaje los de «La Competència» de RAC1. Ya veis qué cosas... Los clásicos. De cómo cosas de M80 han influido, oye. En la radio y en la tele, porque cada noche hace máximos de audiencia «El Hormiguero» y no deja de ser la evolución televisiva del programa de Pablo Motos, aquél en que nos recordaban, ya en la radio, que sólo «somos hormiguitas». 

¡Por cierto! Como veréis en el gráfico, quizá podáis pensar que es muy atrevido que M80 estaba en el peor momento de su larga historia. Total... Sí, se ve que estaba mal, pero en otros momentos había estado igual de mal. Pues no, y mañana me explico.