no sabían dónde estaban

En la radio, señores políticos... en la radio.

Un día (hace muchos meses) me dio por meterme en la web de RTVE y ver algún programa de «La Clave». Alguno de esos programas era en época electoral. Le dije a unos amigos que lo vieran porque era flipante verles debatir, respetarse el turno e incluso hablar lentito. No se insultaban, se dejaban hablar, y se decían cosas alucinantes. 

Damos un salto en el tiempo y aparecemos hace una década. Se sacaron de la manga el «59 Segundos», porque se decía que en la tele todo era banalidad y que era necesario algún debate político. Los programas de política no se estilaban en la tele, y supongo que porque eran muy rollo. En la radio sí se estilaban, pero se estilaban más los debates políticos a la antigua usanza (a lo «Hora 25» o «La Linterna») en donde se dejaban hablar pero siempre cojeaban de una pata de la mesa, pero normalmente en ausencia de políticos, o las entrevistas a políticos donde acudían afablemente... o no acudían. Dependía de la cadena. 

Poco a poco, la política se fue convirtiendo en un espectáculo de masas. Empecé a ver cómo la tele española cada día olía más a Italia. Porque yo, cuando vivía en Italia, flipaba viendo cómo la política con señores mayores era un contenido normalísimo en muchas cadenas. Con el tiempo, los políticos han aprendido a jugar en la televisión. Han perdido el miedo a parecer maleducados, a no respetarse el turno... Si dejas hablar al otro es porque o no tienes razón o porque eres un acojonado. Actualmente, los políticos se confunden en las tertulias con los analistas de bufanda y los que tienen medios digitales que abanderan causas partidarias. 

Entretanto... ¿Qué pasa en la radio? Pues que cuando se intentan hacer debates con esta gente... Pues como los melones. Que unos salen bien y otros son un lío. Normalmente suelen salir bien los debates del «Hora 25», no sólo los de las mesas políticas de los lunes. Pero hay veces que salen... regulín.

Cualquier persona que escuchara ayer el debate que hizo Pepa Bueno en el «Hoy por Hoy» tuvo que terminar hasta las narices de los gritos y del barullo que sonaba. Particularmente, aunque el conductor de un programa tiene, por supuesto, cierta responsabilidad a la hora de moderar el tono de un debate, no creo principalmente que haya sido culpa de Pepa que todo esto saliera tan mal. Creo que la culpa fue los debatientes (y creo que particularmente de Saura del PSOE y de Lacalle del PP).

Podéis escuchar (o soportar) el debate en este radiochip acheta domesticus: 

Hubo un momento en que hasta Pepa tuvo que hacer una «bajada de micros» máxima, alrededor del minuto 23. Desde el punto de vista del oyente, esto es casi insoportable. No te enteras de nada. Hay veces que la culpa de que un programa de radio salga mal o no tan bien como se esperaba no es de los de la radio... Es culpa de los que van allí.

Los políticos (o aspirantes a políticos) deberían entender que van a la radio y que los que importamos somos los que estamos oyendo.

Tendrían que enterarse de que no hay una cámara que enfoca al que más grita, que leer los labios es una cosa que no podemos hacer a través de la radio... Id al minuto 28 y 29 de este radiochip, o al 39 y 40, o al 42 que es que causan estrés. Es una pena que el moderador de un programa así no pueda sacar tarjetas amarillas o rojas a la gente, porque si no serían tachados de partidistas. Pero es para planteárselo.

El próximo día, que Pepa Bueno invite a Ignatius como ayudante (que seguro que estaría encantado de estar al lado de ella), y al que se pase de decibelios, grito sordo.

Obviamente, sí sabían dónde estaban. Pero les daba igual.