8 millones de oyentes

A ver... es que... yo como no gano ni pierdo nada en estas cosas, me puedo permitir ser el punki de la sala. Los medios cuando hablan de ellos mismos son a la vez el Dr. Jekyll y Mr. Hide. Pero a la vez. Y no puede ser. Sí, tengo mogollón de manía al día de la radio (aunque por suerte este año no se han puesto pesados hablando del pasado, por una vez), pero claro... si se flipa el personal, al blog que van. 

Digo que son a la vez Dr. Jekyll y Mr. Hide porque por un lado van hablando de que si el futuro es esto, lo otro... como si la radio fuera el pasado y la gente fuera una especie de zombis que han decidido que ahora escuchan «Estirando el Chicle» porque son alternativas, se ponen a hacer podcast como locos... Como si ahí se moviera pasta y ahora toda la chavalería estuviese loca con el programa de Chenoa. [El último programa en YouTube cuenta ya con 144 visitas cuando escribo esto. Impresioanante.]

Y entonces me pongo a decir que son unos flipados, porque están exagerando, que las cosas no son como las venden, que los datos no dicen eso, que cuando dan los datos de podcast suman los de radio en diferido para abultar más... Y no mola. Qué cosas más antiguas digo y todo eso. 

Y luego, cuando llega el día de la radio, parece que todo el mundo escucha la radio y que son millones y millones de personas que están aferradas a un transistor dándole besos y chupando su antenita. De hecho, el otro día, cuando hicieron la retransmisión conjunta... pues... lo de los 8 millones de oyentes. 

¿Sabéis qué? Me recuerda a la entrada que hice sobre los 10 millones de oyentes. ¡¡Por favor, dejen de fliparse!! Cuando se hacen este tipo de cosas se dejan llevar por el romanticismo y ahí no hay dato que valga. Se puede flipar uno cuanto quiera y el rigor se esconde debajo de la alfombra sólo porque es muy feo enseñar los datos. Pero así es la vida. 

Igual que cuando empezaron a hacer esto de juntar a Àngels, Herrera y Alsina... Que si era la primera vez que se hacía una emisión conjunta, que si no sé qué... No, obviamente, no. Porque, como bien decía Herrera, en 1995... Y así es. No se confundía Herrera. Pongo como contraejemplo este enlace, aunque hay más. Esto es como cuando en los artículos científicos se titulan cosas del tipo «primer ejemplo de...», que normalmente conviene antes volverse a repasar la bibliografía. 

Pues vuelvo a los 8 millones de oyentes. Reunir a los tres principales directores de programas de las mañanas en España no asegura, ni de coña, que todos los oyentes que escuchan al menos durante 20 minutos una de esas radios se pongan a escuchar eso a la vez a las 12 h de la mañana. No. Por cierto, el radiochip de hoy... pues eso que emitieron el día 13. Y moló que el que hiciera los honores fuera el mejor, que es Juan Carlos Ortega. 

Pero... vamos a ver cuánta gente habrá escuchado esto en directo según el EGM. ¿8 millones de oyentes a la vez? No. Obvio. Sumemos la audiencia según el último EGM de los tres programas en esa media hora: 603 000  de la SER, 470 000 de la COPE y 181 000 que tiene a esa hora Onda Cero. Total: se supera el millón, con 1 254 000 oyentes. A ver... nada mal. Pero no son 8. 

Creo que esto de fliparse con las cosas de internet (nadie oye la radio, se ponen un podcast que está en Spotify sobre una cosa súper rara) y con esto del día de la radio de pensar que hay 8 millones de oyentes a las 12 h de la mañana a ver qué dicen y tal... Pues es que... No sé. Todo me parece loco. Millón y pico estuvieron escuchando este momento de radio, más luego unos cuantos más (no sé cuántos) gracias a que esto luego se puede escuchar por internet. Son pocos, la verdad. Pero menos aún son los que escuchan un podcast perdido que luego muere meses después, a pesar de que nos han dicho no sé dónde que es un exitazo. No lo es. Desengañaos. No caigáis en matar a la radio ni en fliparse con ella. Hay que ser fiel a los datos... No hace falta inventarse nada para dar romanticismo a la cosa. No lo tiene. 

Y nunca os fieis de cuando dicen que yo escucho mucho a tal o escucho mucho a cual y luego nunca dicen nombres completos. Esto es como las entrevistas a cantantes de Karin Herrero... que todo son parabienes, pero luego nunca se saben las canciones que sacan sus súper amigos a los que tanto admiran.