que te echen una moneda

Los más frikis del blog seguramente con el título ya sabrán a lo que me refiero. Echar una moneda es en idioma gramolero (o rockolero ahora) pedir o dedicar una canción. Pensarás: "ah, canciones dedicadas, qué antiguo". Y sí, más viejo que todo... pero igual que los concursos, los libros de aventuras, o las pelis de vampiros. La cuestión es que siempre hay que darle una vuelta para que siga siendo moderno. 

Es extraño... nos gusta que se modernice pero a la vez que conserve el clima. En unas pelis el vampiro brilla (y es un horror), en otras beben zumo sanguinolento (series que molan más), en otras viven en lujosos palacios, y en otras en oscuros bosques rumanos y además hablan alemán. Pero al final, nos las tragamos siempre que hay colmillos, sangre y muertos. Pues con las "peticiones del oyente" igual.

El clima es buena música, historias curiosas, que nos sorprendan, que haya buen rollo, transmisión de sensaciones... y luego lo completas con cosas distintas como buenamente puedas para no cansar. Y una cosa muy importante... la audiencia. No, no me refiero a que "el programa lo hacen los oyentes", que estoy muy en contra de esa frase (porque la radio la hacen los de la radio), me refiero a que -y me voy a poner un poco científico- este tipo de programas llegan al éxito cuando tienes la convicción de que hay alguien al otro lado. Me explico...

El problema de estos programas es que lo de dedicar canciones es una carrera de fondo. La barrera del éxito es ese día en que tú sabes que hay más gente escuchando. Cuando sabes que dedicas ("echas la moneda" en idioma gramolero) la canción y tienes la certeza de que mañana vas a ir a la universidad y que quizá esté ahí Manolito, que escuchó el programa y le dio "el recadito" a Fulanita, y se cree esa red de "oyentes-radio-oyentes"; cuando sabes que eso mágico ocurrirá, los programas de canciones dedicadas tienen éxito. 

¿Qué es necesario para que funcione? Crear un clima, que el que pone la música entienda de música (y también de que la música que gusta a la gente con la que se va a crear ese clima)... y continuidad. Cuando se pasa esa barrera de audiencia en la que tú tienes la certeza de que el programa no es tuyo, sino de un ente, tipo "la gente de la universidad en general", el programa ha cruzado la línea del éxito. Ese éxito... cuidado, te puede perseguir muchos años. 

Que me estaba enrollando... Los sábados por la noche, a las 22 h., en Punto Radio, ha reaparecido "La Rockola", que es "La Gramola" de M80, pero en Punto Radio y una vez por semana, durante el verano en principio. Qué fuerte cuando te pones la radio y, años más tarde, te encuentras con esta sintonía y con la misma voz con la que has pasado mil noches de estudio... radiochip rockolero 1 (a partir del minuto 3 y con la voz en off de Rosa Márquez):

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Pasada esa barrera del éxito, da rabia que el programa no exista... porque algo que cuesta mucho tejer, desaparece. No exactamente: esa red no puede servir de red. La red existe, pero no tiene donde apoyarse. Así que si la red es fuerte, te encuentras con que el programa aparece muchos años más tarde, pongamos 7 (aunque menos para los aragoneses), y que hay gente que estaba esperando, igual que tú, para escuchar su programa. Qué fuerte volverte a encontrar con nicks, nombres, sobrenombres... que siguen ahí. Eso es magia. La red es fuerte. Qué fuerte es que años más tarde te pongan una moneda... radiochip rockolero 2:

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Que te pongan una canción es una sensación rara y especial. ¿Alguna vez habéis mandado una carta o un mail y os han puesto una canción? Es más... ¿Aquella carta que enviásteis... sirvió de algo? ¿Habéis sido "los dedicados"? ¿Le hizo ilusión esa canción que enviásteis a vuestra "parte contratante"? Esta expresión es muy gramolera, sí... ¿Alguna vez llamásteis para contar una historia en la radio y luego pedisteis una canción? No sé qué futuro le querrá dar Punto Radio a la cosa, pero como digo, para que funcione, la cosa necesita continuidad y un horario más o menos fijo.

Qué curioso... el programa vuelve a la radio en una cadena no musical, y la radio que lo emitía cada vez tiene menos emisoras... ¡Justo ahora que está intentando probar formatos parecidos! Pero ya se sabe... imaginación, crear un clima... y tiempo. Cuando la red se teje no se deshace tan fácilmente. Y eso es bonito. Los reencuentros son así.