¡memo!: «jefes convertidos en jueces»

Me parece interesante volver la vista atrás 5 años. En mayo de 2018 el «Yu: no te pierdas nada» de Los 40, que por entonces presentaba Dani Mateo, tuvo que empezar de una manera distinta a las demás ediciones del programa. Quizá no os acordéis, pero a Castelo (que sigue en el «A Vivir...» y que ya estaba entonces) le acusaron de acoso sexual a menores. El programa de Los 40 comenzó como podéis escuchar en este radiochip:

Y claro, ante tal acusación, y dado que las redes y sus juicios paralelos van muchísimo más rápido que cualquier justicia real, ¿qué había que hacer? Porque claro, ya sabemos todos que si se le echaba de la radio, igual se cometía una injusticia... Pero si no, era como decir que una chica estaba mintiendo ante una denuncia pública. ¿Cómo fue la cosa? 

Es que pensadlo bien: mucha gente en Twitter sacando el hacha, pidiendo su cabeza, gente que colaboraba dando total credibilidad a todo... Porque total: ¿para qué esperarse a que aquello se resolviera? ¿Cómo hacerlo antes de que todo el mundo se echara encima? La cuestión es que desapareció unos cuantos días de la radio y primero volvió al programa de Javier del Pino. Obviamente, si todo aquello hubiera sido así, como se había explicado en las redes, supongo que hubiera tenido consecuencias. Pero no fue así, o sea, que todo aquello que se dijo tuvo que ser distinto a la realidad, ya fuera todo o al menos en la parte sustancial. 

Han pasado ya 5 años y me quedo pensando en si se aprendió de todo aquello o se ha podido sacar alguna conclusión. Yo creo que no. Hasta le hicieron un change.org basándose en todo aquello. En eldiario.es hubo un artículo que se tituló «Una oleada de denuncias de acoso sexual en las redes obliga a lanzar varias reacciones públicas». Y se podía leer al final: «La publicación de testimonios sobre acosos y abusos en España comenzó a crecer tras la sentencia del caso de la manada mediante la etiqueta en Twitter #cuéntalo. Allí, un gran número de mujeres explicaban cómo y dónde habían padecido algún episodio de acoso o abuso sexual. No aparecieron identidades concretas de los supuestos acosadores. El hecho de que en esta fase se hayan puesto nombre y apellidos es un salto cualitativo». 

Desde este caso, la verdad es que en la radio no ha habido nuevos casos (que yo sepa, al menos de manera pública) en la que los jefes se tuvieron que convertir en jueces improvisados ante el escrutinio de los oyentes con antorchas. Mikel Izal (al que le pasó lo mismo o parecido durante los mismos días y en la misma oleada) terminó llenando ese verano muchos conciertos y Castelo terminó manteniendo sus colaboraciones y desde hace años es un fijo en las tardes de Cuatro. El tiempo ha pasado y quizá haya que sacar como conclusión que eso de pedir cabezas de primeras está regulín.