lunes, 27 de enero de 2020

¡abran juego, señores! (y 2)

Decía ayer que esto del juego y las apuestas es un tema muy de ahora, que se va a intentar regular... Pero este tema, acorde a su tiempo, ya estuvo entre los TT de otra generación: en mitad de los años 80 la ludopatía campaba a sus anchas. 

El radiochip de hoy es de principio de los años 90. Serrat, en «La Radio con Botas» empezó uno de sus programas dedicados a 1985 hablando de los casinos, los juegos de azar... y eso que se reproducía como setas por toda España: ¿las casas de apuestas? No: las tragaperras. Como decía Serrat: «España era una timba y Hacienda recaudaba por todas partes». 

Ahora estamos todos flipando con lo de las casas de apuestas, que si la chavalería se mete ahí para viciarse... Pero según las crónicas de la época, los bares estaban a tope de tragaperras, el soniquete del bar no era el reguetón puesto en la radio sino las cancioncillas machaconas a ritmo de «La Cucaracha» y demás tonadas, y ese sonido de gente machacando botones de plástico malo o bajar una bola negra y que hiciera girar las ruleticas.

Los señores iban a la frutería a por cerezas y dos piñas y por si acaso pedían además dos avances. 

Vamos a escuchar el relato de Serrat en este radiochip cirso: 



Si os gusta el relato, que sepáis que no es cosa de Serrat... Que tenía un equipo de guionistas que lejos de ser señores misteriosos de los que no sabemos su nombre eran gente más bien conocida y con poco misterio y mucho lustre.

¿Tan característico era todo esto a mediado de los 80 como para que le dedicaran un trozo de uno de los programas dedicados a 1985? Pues parece ser que sí. Era el mismo tema que actualmente pero con 30 años de diferencia. Y yo me acuerdo de cuando crío (unos años más tarde que 1985, claro) y de esos bares de mi barrio en donde sonaban varias máquinas a tope, de esas monedas cayendo sin parar, de esos señores que estaban con la mano rápida aunque no se encendieran los botones, de esas cervezas enanas mientras fumaban como carreteros... Un horror, vaya.

La historia vuelve... a través de la radio. 

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