España sólo apostó tanto con Ana Obregón y Ramontxu. |
Cuando se supo que iban a hacer con los anuncios de las apuestas como con los anuncios del tabaco, rápidamente pensé que eso era un temazo para el blog. Primero pensé en hablar de una manera muy colorista sobre las retransmisiones del fútbol y de lo que allí se anuncia.
Como muchos sabréis, un gesto histórico en estos tipos de programas es cuando el locutor le hace el gesto de beber al técnico y se metía la cuña de bebida correspondiente. De hecho, estos programas siempre han estado unidos de la mano con las bebidas alcohólicas. De hecho, Vicente Marco se hizo cargo del Carrusel al inicio porque iba patrocinada por una marca, y la estrella, Bobby Deglané, era el que anunciaba otra bebida alcohólica.
Los programas deportivos suelen anunciar vicios, de toda la vida: Alcohol, tabaco... Y ahora, las famosas apuestas. Es cómico imaginarse a un consumidor de esas marcas estrella: Un tío fumando en la puerta de un sitio de apuestas mientras se mete un pelotazo y va a la caseta de la ONCE a ver si le sale algo en un Rasca. Muy deportista todo.
Por supuesto, estos programas son una fábrica de anuncios, y además de malos vicios anuncian muchas otras cosas. Han anunciado tractores, cemento, relojes, productos para deportitas, bancos, coches, seguros, arroz, jamón, pipas, cromos... De todo lo imaginable.
Por eso me hace gracia (yendo al nombre de la entrada de hoy) que se considere que la posible prohibición de las casas de apuestas en la radio es igual a una especie de fantasma que precede al asesinato de los programas deportivos. Las casas de apuestas, algo tan anglosajón, vinieron a España y, como Halloween, algo tan anglosajón, sobrevuela el cambio de era.
Los programas deportivos han superado el fin del «Pepe, un purito» y de muchas otras cosas. Si se tiene audiencia a chorro, se tienen anunciantes a chorros. Igual que el pique entre Reig y Farias hizo que se sobreexplotara la publicidad de tabaco, igual pasó entre las distintas bebidas de alcohol, e igual pasará con lo siguiente. Por cierto, quizá lo siguiente que se anuncio será otro mal vicio. Se admiten apuestas. Perdón, no quise decir eso.
Mola, porque cada casa de apuestas tiene un anunciador distinto. No puede ser que Pepe haga las menciones de distintas marcas, y por eso para los que intervienen en el programa esta competencia tiene que ser como la pedrea, pero en bien. Uy, ya volvió a salir el tema del juego...
Así que pensé después en coger un partido, pillar las menciones de Carrusel y «TDJ» de cada uno de los anunciantes. Pero... ¡Ops! Ese trabajo lo han hecho en este artículo de El Confidencial. Os recomiendo pinchar, porque aparecen esquemas de las publicidades de cada programa en un determinado partido. Tanto en la SER como en la COPE, los anuncios de apuestas son los que más tiempo copan.
Y ahora hay una especie de movimiento en internet (sobre todo tuitero) de gente que pone el grito en el cielo, he visto listas de gente a la que señalan como malvados anunciantes de apuestas, en plan: «Sabiendo que esto es una lacra para la sociedad, no tienen inconveniente en ganar sucio dinero sin importarles que los jóvenes sean unos ludópatas», y cosas así. De verdad, no puedo con esta nueva moral guay impuesta. No recuerdo que en tiempos antiguos se señalase a toda esa gente que anunciaba tabaco, sabiendo que hay gente que muere de cáncer de pulmón, o que se señalase a la gente que anunciaba bebida, sabiendo que comas etílicos y cirrosis están a la orden del día.
Me encantaría que al final, si como reclama Podemos, se legalizara el cannabis de calidad y barato, en estos programas se anunciara algo del tipo «¡Pepe, un porrito!» A ver qué decían los partidos en ese caso.
Entonces... ¿A dónde quiero ir? Pues... varios puntos para comentar.
1.- Sí, con la pasta que se dejan tantas casas de apuestas en la radio, seguro que es un problemón encontrar anunciantes igual de buenos y que compitan tanto entre sí en poco tiempo. Pero bueno... Con la audiencia que tienen, es cuestión de tiempo que encuentren otros anunciantes.
2.- ¿Prohibición o simplemente que anuncian demasiado tiempo este tipo de cosas? No, no creo que todo formase parte de una especie de unión conspiranoica de las casas de apuestas para ludopatizar al personal. Simplemente el público objetivo de las casas de apuestas casa perfectísimamente con los oyentes estos programas: Les gusta ver los partidos, apostar, tienen pasta, son hombres en su mayoría... Perfecto.
Vosotros diréis.
El radiochip de hoy es del «Momentos», de Luis Rodríguez en el circuito catalán de la COPE. Se trata de una llamada de un tío de 40 años de Tarragona que decía que se había vuelto adicto a las apuestas deportivas. Radiochip willy fog:
O sea, que el tío jamás había jugado, y había escuchado la publicidad de una casa de apuestas que decía que le regalaban 100 €, pero que... la cosa tenía letra pequeña. La cosa se fue liando y... Bueno, es media hora de radiochip, pero merece la pena escucharlo, porque habla de un caso como el que habrá en tantos lugares.
¿Estáis de acuerdo en prohibir los anuncios de apuestas después de escuchar esto? ¿Somos sensibles a esto y no a otras cosas? ¿Hay que prohibir anunciar cosas que consideremos que son nocivas? ¿Dónde ponemos el límite exactamente?
El radiochip de hoy es del «Momentos», de Luis Rodríguez en el circuito catalán de la COPE. Se trata de una llamada de un tío de 40 años de Tarragona que decía que se había vuelto adicto a las apuestas deportivas. Radiochip willy fog:
O sea, que el tío jamás había jugado, y había escuchado la publicidad de una casa de apuestas que decía que le regalaban 100 €, pero que... la cosa tenía letra pequeña. La cosa se fue liando y... Bueno, es media hora de radiochip, pero merece la pena escucharlo, porque habla de un caso como el que habrá en tantos lugares.
¿Estáis de acuerdo en prohibir los anuncios de apuestas después de escuchar esto? ¿Somos sensibles a esto y no a otras cosas? ¿Hay que prohibir anunciar cosas que consideremos que son nocivas? ¿Dónde ponemos el límite exactamente?