viernes, 27 de abril de 2018

la risa que no se oye

Un clásico de la radio es ese típico momento en que los que están en antena empiezan a notar que les viene la risa floja. De esto que saben que están en un informativo serio, o dando una noticia en la que no cabe reírse, pero... se parten por la razón que sea. Algo que haya pasado antes en el estudio, una equivocación, una palabra que les hace gracia... Lo que sea. 

Es muy divertido escuchar eso al otro lado. Porque cuando la risa es sincera y no se imposta... pues... se transmite al oyente. De vez en cuando pasan estas cosas —pruebas hay en el blog— pero a los oyentes nos gustan. Maldita gracia para los protagonistas en ese momento, pero luego pasa el tiempo y... hasta ellos se parten. 

Casi diría que lo que más gracia me hace es cuando intentan contener la risa y no pueden. Ese ratito en el que están intentando volver a la normalidad mientras se les nota que se están partiendo la caja. Ese rato. 

A todos nos ha pasado eso en clase de pequeños. Y si se hablaba de sexo... Pues... más. De hecho, de mayores el sexo siempre es un tema que se trata casi siempre en cachondeo y «momentos festivos». Y de mayores también pasa. Eso de tratar el sexo en plan seriote... A veces pasa lo que pasa. 

Recordé un gabinete de «JELO» que escuché hacía mucho tiempo. Me costó lo mío localizarlo... ¡Pero lo encontré! El tema era «lo vaginal y lo fálico». Hasta ahí bien. Pero luego tenían que tratar el tema éste de que en Japón sacan una vagina o un pene en procesión... No me acordaba yo muy bien. Pero la gracia estaba en que entre Mª Carmen Juan y Goyo Benítez les entró la risa floja. Una risa que supusimos pero que no escuchamos abiertamente. ¿Por qué? Porque Quintanilla les subió la música. Hubo un silencio que a todos nos hubiera gustado escuchar... Porque mira, si te entra la risa... que te entre. Que no pasa nada. Es más... me quedé con ganas de que se rieran. 



Que no, que no... Que hay veces que te ríes, y ya. Hay veces que tratar estos temas en plan demasiado serio... pues... mira... pasa. Nos da corte reírnos en público porque queda quizá infantiloide. Pero todos sabemos que en esa situación, hablando de penes o vaginas de procesión... o te ríes, o mueres. Que si hay que frotar la imagen con insistencia.... ¡Por Dios! ¡Si es que me recuerdo a mí mismo riéndome por la calle! 

Este momento de radio es de 2013. Pero mira... me acordé el otro día y digo: «lo voy a poner». 

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