ostentación intelectual

Ostentación:
1. Exhibición que se hace de una cosa con vanidad o presunción.
2. Manifestación excesiva de lujo o riqueza.

Ayer me levanté tarde y tanto en WhatsApp como en Twitter tenía algunos mensajes diciéndome que si estaba oyendo o había escuchado el «A Vivir...» 

Pues no, porque me acababa de levantar. Pero obviamente, tras tanto mensaje, lo que no iba a hacer era escucharme el final del programa sino eso que me habían dicho de oír. Y sí, valió la pena. 

Yo he comprado lotería en esa administración y no ha tocado.
Es una bocacalle que da a donde está Radio Jaca.

Era el rato de «Las Edades de Millás». Pino bueno le había dicho a Millás de ver el documental de Netflix sobre Georgina, la novia del Bicho. Desde el inicio, la posición era clara: «Es como ver pornografía», «es una experiencia nueva en la vida», «no hay nada a lo que podamos llamar pensamiento», hablababa Millás de vació existencial y que rozaba el espectáculo de terror. Señalaban además que Georgina no quería libros en la estantería, que cogen polvo. Obviamente, eso no está quitado del documental a posta. 

Total, que después de marcar la posición durante 10 minutos, invitan a entrar en antena a Patricia Soley Beltrán, una doctora en sociología especializada en cuerpo e identidad de género. Dicho así, presentada así, te esperas una cosa, quizá... Igual que ellos. Pero me parece que se encontraron con otra. 

La socióloga no dejaba de hablar y, básicamente, enmendó la plana de lo dicho en los 10 minutos anteriores. Empezó a decir que era una mujer con roles tradicionales, que reforzaba la masculinidad del marido, que ella es el escaparate de la riqueza del marido... Digamos que empezó a hacer un análisis sesudo del tema de Georgina. Lo podéis escuchar en este radiochip georgino: 

Se embalaba y casi no dejaba hablar la socióloga... Pero claro, por un lado, para eso le habían llamado, pero por otro, digamos que la echaban por tierra. Georgina era la ostentación de la riqueza de Cristinano. Símbolo de estatus. A través de su cuerpo logra el estatus social, etc. Y que todo esto del lujo, de la moda... todo eso estaba moviendo millones y millones de euros. Y que se merecía un análisis, a su juicio, poco riguroso. 

Pero claro, todo esto que estaba diciendo ella era desde el punto de vista del análisis, mientras que el análisis que hacían ellos era... bueno, de barrete. Total, que la tía no paraba de hablar. Y Millás seguía diciendo que todo era de terror, mientras que ella hablaba de que terror, en todo caso, era la pobreza exterior, de los que no tienen el mismo dinero. Mientras, es verdad, no dejaba hablar a Millás y Pino. 

La cuestión es que estaban hablando de la ostentación aberrante (en cuanto al lujo), desde un punto de vista de la ostentación intelectual... Como si el resto de la humanidad, la gente que ve este tipo de cosas, fueran todos cabezas huecas a los que les gusta la pornografía, la vida terrorífica, etc. Tengo la sensación de que esperaban un espacio del rollo «la gente que ve esto es claramente inferior intelectualmente». Se desvió a preguntarse qué le lleva a ella a hacer este tipo de reportajes. Ella lo explicó y Pino remataba: «comprando amigos», como censurando que Georgina tiene amigos porque los compra. Como me dijo el mismo amigo que hizo la diferenciación entre Pino bueno y Pino malo, aquí lo bautizó como «Pino regu» y «Pino burgués». 

Todo desembocó en que la señora casi les vino a decir que este tipo de ostentaciones se señalaban en el caso de Georgina que en el caso de Cristiano... Y hasta ahí podía llegar esta señora. Y claro, tras todo esto, Millás le dijo que era muy agresiva, y ella le dijo que le recordaba de los congresos del bienestar de la SER... Aunque él, la verdad, dejó claro que no se acordaba de ella. El final fue fatal. Jugar a juzgar la ostentación del lujo desde la ostentación intelectual es en lo que se convirtió este rato de radio. Es más: la ostentación intelectual de Pino y Millás se pagó con ostentación intelectual de esta señora. El final fue feo, la verdad. Quedó feo. 

«Qué carácter» fueron las palabras con las que terminó este rato de la sección.  

Bueno... Imaginaos. Tras los primeros diez minutos de esta sección, poco menos que el documental de Georgina era lo peor que puedes ver en la vida. Yo sólo he visto el capítulo en el que fue de vuelta a Jaca. Cuando se grabó ese capítulo yo estaba en Jaca (porque trabajaba ahí) y a punto estuvimos de bajar al centro para ver si se cocía algo. Pero no. 

Conocí a gente que habían conocido a Georgina, incluso gente que le había dado clase. Todos decían lo mismo: que no es que fuera muy inteligente, pero que tenía claro a dónde quería llegar. Que a nadie le sorprendía nada. Era un poco como Doña Beija... ¿Os acordáis de esa serie de finales de los 80 o inicios de los 90? Nada más empezar, la gente del pueblo en la serie se preguntaba si Doña Beija volvería de la ciudad pobre o rica. Volvía rica. Pues esto igual. Georgina volvía a Jaca pero rica. Esto es más antiguo que comer con las manos. Por eso estoy más del lado de esta señora que casi no dejaba hablar: estas cosas hay que explicarlas, no ponerse en una posición de superioridad intelectual en la que crees que toda la gente es medio lela. No queda bien hacer ostentación intelectual... Aunque sea para criticar la ostentación del lujo. 

Por cierto, que mola cuando pueden suceder estas cosas en vivo.